miércoles, 26 de septiembre de 2018

Infestación por chinches
La incidencia de Infestaciones de chinches ha experimentado un aumento exponencial. A menudo, los médicos están en la vanguardia del diagnóstico de infestación de chinches
Autor: Omer Ibrahim, Usama Mohammad Syed, kenneth J. Tomecki. Cleveland Clinic Journal of Medicine Volume 84 • Number 3 March 2017
Introducción
Durante miles de años, las chinches han sido compañeras de cama no deseadas de los seres humanos. La incidencia de Infestaciones de chinches ha experimentado un aumento exponencial debido al aumento de la resistencia a los piretroides, la prohibición del uso del insecticida dicloro-difenil-tricloroetano (DDT), los viajes internacionales y la densidad de población en las grandes ciudades. A menudo, los médicos están en la vanguardia del diagnóstico de infestación de chinches.
Una vez que se sospecha el diagnóstico, es importante hacer un tratamiento sintomático del paciente y el exterminio de las plagas, aunque consume tiempo y costos, y suele ser bastante difícil. Las medidas para eliminar la infestación y prevenir la diseminación incluyen:
 la identificación de la plaga
 la detección temprana
• la educación del paciente
• la erradicación profesional.
Chinches: breve historia
Se trata del artrópodo parásito obligatorio Cimex lectularius (chinche común) y, menos comúnmente, su pariente tropical C. hemipterus. Las chinches han coexistido con los seres humanos durante siglos, remontándose hasta los antiguos egipcios hace 3.500 años.
Hasta mediados del siglo XX, casi el 30% de los hogares estadounidenses estaban infestados de chinches. La introducción de pesticidas durante la Segunda Guerra Mundial disminuyó marcadamente la incidencia, pero con el aumento de los viajes internacionales, la resistencia a los pesticidas y la prohibición de ciertos pesticidas en la última década, las chinches han resurgido en todo el mundo.
Biología
Las chinches son insectos de color marrón rojizo, sin alas, con forma ovalada y miden 4-5 mm de longitud. Son ectoparásitos hematófagos que se alimentan preferentemente de sangre humana, aunque también se alimentan de algunos animales.
C. lectularius adulto. Es un insecto rojo-marrón, sin alas, de forma ovalada, que mide 4-5 mm de longitud.
C. lectularius habita en climas templados y C. hemipterus en climas más tropicales, pero la superposición y el entrecruzamiento son comunes. El ciclo de vida habitual es de unos 6 meses, pero algunas viven ≥12 meses. La chinche hembra pone de 5-8 huevos por semana, o aproximadamente 500 huevos en su vida, y cada huevo eclosiona en 5-10 días.
Estos parásitos fotofóbicos no viven en sus huéspedes humanos, sino simplemente los visitan para comer. Cohabitan en lugares oscuros, atacando a los huéspedes humanos mientras se encuentran inactivos o durmiendo durante largos períodos de tiempo. Las áreas donde viven comúnmente son las costuras del colchón, somieres, ropa de cama y vestimenta, costuras del papel tapiz, tomacorrientes y junturas de muebles.
 
Zonas comunes de infestación de la chinche
• Costuras de colchón
• Somieres
• 
Almohadas
• Ropa de cama
• Cortinas
• Alfombras
• Tomacorrientes
• Grietas de la pared y el piso
• Papel pintado
• Marcos de fotos
• Equipaje, maletas
• Sofás, otros muebles
Aunque sin alas, recorren exitosamente todo el cuerpo humano, atraídos por el calor y el dióxido de carbono emitidos
La chinche hembra pone sus huevos en estas grietas apartadas, asegurando su seguridad hasta la eclosión. Los nidos densos de chinches adultas, sus huevos y la materia fecal acumulada permiten una fácil identificación visual de la infestación.
Estos parásitos generalmente se alimentan entre la 1:00 a.m. y las 5:00 a.m. Aunque sin alas, recorren exitosamente todo el cuerpo humano, atraídos por el calor y el dióxido de carbono emitidos.
Una vez adherida a la piel humana, la chinche libera enzimas y productos químicos que incluyen nitroforina y óxido nítrico a través de la picadura, lo que facilita la sangría; estas sustancias son responsables de la dermatitis resultante (la saliva exprimida experimentalmente de las glándulas de las chinches no causan enfermedades de la piel en los seres humanos).
Después de alimentarse durante 3 a 20 minutos, la longitud y el peso del artrópodo pueden aumentar un 50% a 200%. Una chinche completamente saciada puede sobrevivir durante 1 año hasta su próxima comida.
Incluso si un establecimiento, hogar, habitación o artículo de ropa infestados de chinches han sido abandonados durante varios meses, sin haber realizado la erradicación adecuada del artículo, todavía existe la posibilidad de un nido y la recurrencia de la enfermedad si vuelve a habitarse o usarse la ropa de nuevo.
Epidemiología
Desde los primeros casos documentados de Cimex en antiguas tumbas egipcias hasta mediados del siglo XX, la convivencia de los seres humanos y las chinches fue considerada inevitable. Con la introducción del DDT hace 60 años, la población de chinches disminuyó significativamente.
Desde la prohibición del DDT, junto con el aumento de los viajes y la resistencia a los insecticidas de venta libre, la población de chinches ha resurgido exponencialmente.
Las infestaciones han sido reportadas en todo el mundo, en todos los continentes, y en todo el territorio de EE. UU. En Australia, las infestaciones aumentaron 4.500% en los últimos 10 a 15 años. En EE. UU., la infestación ocurre exclusivamente con C. lectularius y la incidencia va en aumento.
Filadelfia y la ciudad de Nueva York están entre la mayoría de las ciudades estadounidenses infestadas de chinches. La ciudad de Nueva York experimentó un aumento de las denuncias de chinches entre 2004 y 2009 del 2.000%.
Las chinches se pueden transmitir a través de la migración activa de colonias desde el área de una sala a otra sala de estar adyacente, a través de los espacios de la pared o la ventilación, o a través del transporte pasivo en el equipaje, la ropa, los muebles, los colchones usados, las bolsas de libros y otros artículos personales.
Aunque la infestación afecta a las personas de todas las clases socioeconómicas y antecedentes, la probabilidad aumenta en las personas que viajan con frecuencia y también son más comunes en las personas que viven en barrios de bajos ingresos, o en departamentos pequeños, y en estado de hacinamiento.
Asimismo, son más comunes en los campos de refugiados: el 98% de las habitaciones de un campo de refugiados en Sierra Leona tenía chinches, y casi el 90% de los residentes tenían signos de picaduras. A diferencia de la sarna, que se contagia en forma directa, de persona a persona, la transferencia de piel a piel de la chinche es rara.
Hallazgos clínicos
Las picaduras de chinches son análogas, casi idénticas, a otras picaduras de artrópodos: comienzan como máculas rosadas que progresan a pápulas, placas grandes o agrupadas. Las picaduras pueden aparecer minutos o incluso días después del ataque inicial.
Las picaduras de chinches comienzan como máculas rosas que progresan a pápulas, placas grandes o agrupadas. Algunas pápulas y las placas pueden tener una erosión o costra central, sugiriendo una picadura.
En general, son intensamente pruriginosas y, a veces, las víctimas hipersensibles pueden desarrollar bullas, placas necróticas o incluso, vasculitis. A medida que las pápulas y las placas van cicatrizando aparecen otras nuevas.
Algunos pacientes pueden tener fiebre y malestar. Es posible que alrededor del 30% de los pacientes no presente enfermedad de la piel por las picaduras, haciendo que en estos individuos el diagnóstico sea imposible.
La naturaleza inespecífica de esta presentación y la subsiguiente dificultad para hacer un pronto diagnóstico pueden conducir a un período prolongado de morbilidad, así como aumentar la ventana de oportunidad para que las chinches afecten a otras personas del entorno.
El diagnóstico diferencial es amplio
Comúnmente, las picaduras de chinches han sido mal diagnosticadas como farmacodermia, alergia alimentaria, dermatitis herpetiforme, infección por estafilococo, varicela o y sarna, así como otras picaduras de artrópodos. A menudo, este variado diagnóstico diferencial puede reducirse observando cuidadosamente la distribución de las picaduras.
El agrupamiento de picaduras en grupos de 3, a menudo en un patrón lineal, a veces siguiendo el trayecto de los vasos sanguíneos, se conoce como signo del "desayuno, almuerzo y cena" y esto puede ayudar a guiar al clínico hacia el diagnóstico de una picadura y no de una respuesta de urticaria difusa.
Agrupamiento de picaduras de chinches en grupos de 3 en un patrón lineal ? el signo de "desayuno, almuerzo y cena" ayuda a distinguir una picadura de una respuesta de urticaria difusa.
Si no se observan grupos de picaduras características, es difícil clínicamente hacer el diagnóstico diferencial  entre varias causas de lesiones urticarianas pruriginosas. Hay pistas sutiles que apuntan hacia la picadura de chinches, como la erupción que se presenta más edematosa por la mañana y disminuye durante todo el día, ya que las picaduras ocurren típicamente durante el sueño.
Del mismo modo, también se ha reportado que la erupción asociada a las picaduras de chinches dura más, se blanquean menos y son menos sensibles al tratamiento con esteroides y antihistamínicos que otras erupciones urticantes.
Si se puede hacer una biopsia cutánea, la evaluación histológica puede ayudar a descartar condiciones de presentación similares como el penfigoide ampollar prodrómico, la dermatitis herpetiforme y la dermatosis urticarial, incluso aunque no pueda proporcionar una respuesta definitiva en cuanto a la etiología.
Picaduras de chinches vs. picaduras de otros artrópodos
La cintura, las axilas y las partes del cuerpo descubiertas son los sitios habituales para las picaduras de chinche
Una vez que se sospecha la picadura de chinches y otras picaduras de artrópodos, el problema es hacer distinguir unas de otras. Una vez más, una evaluación detallada de la ubicación de las picaduras puede arrojar información valiosa. La cintura, las axilas y las partes del cuerpo descubiertas son los sitios habituales para las picaduras de chinche.
Del mismo modo, las pápulas inflamatorias a lo largo del párpado (el "signo del párpado") son muy sugestivas de una picadura de chinche. La escasa afectación de las áreas corporales cubiertas, la falta de nidos superficiales en la piel, y de signos de escabiosis sobre las lesiones por rascado de la piel excluyen la sarna como diagnóstico.
La biopsia de la piel no es útil para diferenciar las picaduras de artrópodos, ya que los hallazgos histológicos son inespecíficos. En estos casos, la clave para un diagnóstico definitivo es la sospecha de la existencia de chinches en lugares característicos.
Es recomendable aconsejar a los pacientes que inspeccionen cuidadosamente los colchones, pisos, y otras grietas donde puedan alojarse las chinches pequeñas ovaladas o puedan verse manchas de color marrón rojizo de sangre y heces que típicamente dejan atrás en la ropa de cama.
La confirmación visual de los insectos puede dar credibilidad al diagnóstico, ya que la captura y evaluación de laboratorio de un espécimen es ideal.
Las chinches como vectores de enfermedades
Las manifestaciones extracutáneas del ataque de chinches son raras. Puede ocurrir anafilaxia a las proteínas de la saliva de Cimex, así como una significativa pérdida de sangre, incluso anemia por la alimentación excesiva del parásito.
Las infestaciones de chinches pueden exacerbar el asma, la enfermedad mental preexistente, la ansiedad y el insomnio.
Como las chinches extraen sangre de los huéspedes, tienen una capacidad putativa de actuar como vectores de enfermedad. Se han aislado unos 45 patógenos conocidos en la especie Cimex, incluida la hepatitis B, la inmunodeficiencia por el VIH, Trypanosoma cruzi y Staphylococcus aureusresistente a la meticilina.
Sin embargo, hasta el momento no hay evidencia que demuestre la transmisión de patógenos a los seres humanos.
Tratamiento y erradicación
La resolución de una infestación por chinches es notoriamente difícil
El tratamiento es principalmente sintomático-sistémico con antihistamínicos y corticosteroides tópicos, con el fin de reducir  el prurito y aliviar la dermatitis.
Los pacientes deben ser instruidos para evitar rascarse y así prevenir la infección. La infección bacteriana secundaria puede ser tratada con antibióticos tópicos o sistémicos. Los casos raros de asma inducida por la picadura o de anafilaxia requieren un tratamiento de emergencia adecuado.
La exterminación de la infestación es fundamental para la terapia. Si se sospecha la infestación de chinches, deben inspeccionarse los colchones, la cama, las áreas para dormir y la ropa de cama, en busca de insectos, huevos y manchas fecales.
Para capturar las chinches se pueden usar adhesivos o trampas que emiten calor o dióxido de carbono. Durante una infestación generalizada, los artrópodos liberan un olor acre que permite que el 95% de los perros entrenados puedan detectarlos con un 98% de precisión.
>Técnicas de erradicación
Una vez que se confirma la infestación, los pacientes deben ponerse en contacto con un exterminador que pueda confirmar la presencia de chinches. Las medidas típicas de erradicación suelen requerir control no químico y pesticidas químicos.
Los exterminadores profesionales tienen un equipo especial que puede calentaruna habitación a entre 48°C y 50°C. el calor sostenido a esta temperatura durante 90 minutos es suficiente para matar las chinches.
El área infestada se debe aspirar diariamente, y las bolsas de aspiradora y los artículos no deseados deberían ser sellados en plástico antes de ser desechados. La vestimenta, la ropa de cama y las telas infestadas deben lavarse a ≥60°C y secarse.
Los colchones y muebles deben estar sellados en un plástico especial que permite el tratamiento con calor, vapor o pesticidas. Los pesticidas más profesionales contienen piretroides, pero la resistencia a estos productos es común, necesitando el uso de formulaciones múltiples para superar la resistencia.
Los pesticidas de venta libre, casi exclusivamente piretroides, tienen una efectividad variable y son potencialmente peligroso para los usuarios. Se debe recomendar a los pacientes que sigan las instrucciones de la etiqueta para evitar los efectos adversos y la toxicidad.
Los métodos de erradicación con productos químicos alternativos para sortear el problema de la resistencia son el butóxido de piperonilo, el S-metopreno, el ácido bórico, los silicatos (polvo de tierra de diatomeas), y el fluoruro de sulfurilo.
La investigación reciente también ha postulado el uso de agentes antiparasitarios como la ivermectina y la moxidectina en los casos de infestación de chinches resistentes, con resultados prometedores. Todos los productos y técnicas de exterminio tienen riesgos, eficacia y costos variables, y a menudo es necesario repetir las inspecciones y el retratamiento.
Las estrategias de prevención incluyen la inspección visual de las habitaciones posiblemente infestadas, con particular atención a las costuras y grietas del colchón, la colocación del equipaje en un portaequipaje distante del piso y la cama y un examen cuidadoso de los artículos adquiridos de segunda mano.
La clave del éxito es educar a los pacientes. Si bien todas las técnicas de erradicación anteriores son estrategias curativas importantes, el éxito de cualquier tratamiento depende de la educación apropiada del paciente sobre la naturaleza del problema.
La resolución de una infestación por chinches es notoriamente difícil y requiere un meticuloso cumplimiento de las instrucciones de higiene y limpieza en todo el hogar o la institución, durante un sostenido período de tiempo.
Resumen y comentario objetivo: Dra. Marta Papponetti

sábado, 25 de agosto de 2018

Meningitis bacteriana en ambientes de bajos recursos
La meningitis bacteriana continúa siendo una patología de amplia morbilidad y mortalidad en diferentes escenarios, sobre todo en aquellos de menores recursos donde la falta de accesibilidad precoz, la desnutrición y la anemia empeoran el pronóstico.Autor: Elizabeth Molyneux, FRCPCH and Jenala Njiram’madzi, MBBS Fuente: The Pediatric Infectious Disease Journal, Volume 34, Number 4, April 2015 Prevention and Treatment of Bacterial Meningitis in Resource Poor Settings
La etiología y la incidencia de la meningitis bacteriana (MB) en lugares de bajos recursos están cambiando. Los patrones de resistencia antibiótica cambiaron y las opciones de tratamiento antibiótico empírico necesitan revisión. Estudios recientes han evaluado las terapias adyuvantes y el cuidado de sostén.

Efecto de las vacunas en la incidencia y la etiología de la meningitis bacteriana


En la última década, hubo notables reducciones en la mortalidad infantil impulsadas en gran parte por los esfuerzos de salud pública. En los países endémicos de VIH, el papel del cotrimoxazol profiláctico y la mayor disponibilidad de la terapia antirretroviral coincidió con una reducción en la incidencia de las infecciones por Streptococcus pneumoniae.
El papel de estos programas y el aumento del acceso a las vacunas conjugadas para Haemophilus influenzae b (Hib), neumococo y meningococo Grupo A (MenAfriVac) está cambiando la epidemiología y la incidencia de la meningitis. La vacuna Hib es parte del programa ampliado de inmunización en 72 países que está llevando a una rápida reducción de las infecciones invasivas por Hib.
La meningitis meningocócica es la meningitis bacteriana más común en todo el mundo y el Grupo A fue la causa epidémica más común de meningococo. En 2010, llegó a estar disponible una vacuna conjugada, MenAfriVac que es altamente eficaz incluso en niños pequeños y también aumenta la inmunidad de rebaño. En 2016, 26 países africanos del cinturón de la meningitis tendrían que tener vacunados a los grupos de edad más vulnerables. Pero hay mucho más por hacer: disminuyó la enfermedad por serogrupo A pero los serogrupos W135 y X causaron brotes recientes. En los Estados Unidos, el Comité Asesor de Prácticas de Inmunización afirma que la inmunogenicidad de las vacunas antimeningocócica conjugadas disminuye con el tiempo, y recomienda una dosis de refuerzo después de los 5 años.
La vacuna neumocócica 13-valente, licenciada en 2010, se ha agregado al programa ampliado de inmunizaciones en muchos países, con la expectativa de ser introducido en 50 países para el año 2015. Esto reducirá la enfermedad neumocócica invasiva entre el 40 y 70% dependiendo de los serotipos prevalentes y de la incidencia de infección por VIH. En las zonas palúdicas holoendémicas, la MB causada por especies de salmonelas no tifoideas creció y luego disminuyó durante la última década. En algunas áreas, esto siguió a la incorporación masiva de mosquiteros en las camas, fumigación de interiores y el cambio de un régimen defectuoso de tratamiento de primera línea contra la malaria por una terapia efectiva combinada basada en artemisinina.

Diagnóstico

El examen del líquido cefalorraquídeo (LCR) es la prueba de diagnóstico estándar de oro de la MB. En muchos lugares de bajos recursos, a pesar de la falta de apoyo de laboratorio, los médicos deberían tener un umbral bajo para hacer una punción lumbar. La apariencia y la tinción de Gram del LCR ayudan al diagnóstico. Si no hay laboratorio, una prueba de orina Multistix con tira reactiva identificará la glucosa baja, las proteínas altas y los glóbulos blancos (un parche positivo de estearasa leucocitaria) en el LCR.

Manejo General

Los niños con MB a menudo se manejan con recursos limitados en un contexto de otras enfermedades o problemas de salud que comprometen el resultado aún cuando se proporciona una atención óptima.

Tratamiento empírico de primera línea y resistencia a los antibióticos: 
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la ceftriaxona o cefotaxima como terapia antibiótica de primera línea, empírica, para los niños con sospecha de MB. La cefotaxima es más cara y requiere 8 inyecciones de forma horaria (la ceftriaxona es cada 12 horas o una vez al día). Si las cefalosporinas no están disponibles, la OMS recomienda la penicilina o la ampicilina y el cloranfenicol en niños mayores y la penicilina o ampicilina y gentamicina en lactantes.
La susceptibilidad del S. pneumoniae a la penicilina varía en todo el mundo; en Malawi, la resistencia se ha mantenido estable en el 16-18%. Falade y col. no informó S. pneumoniae resistente a la penicilina aislados en 2009 en Nigeria, y un informe de Uganda no mostró ninguna resistencia total, pero informó un 83% de resistencia intermedia a la penicilina. El Hib es resistente al cloranfenicol y a la ampicilina en la mayoría de los países. Las especies de Salmonella no tifoideas se han vuelto resistentes a cloranfenicol, cotrimoxazol y ampicilina, dejando las opciones de ciprofloxacina y/o ceftriaxona.
En el grupo no-neonatal, el S. pneumoniae es el agente etiológico más común, y si la susceptibilidad a la penicilina es desconocida debería aplicarse una cefalosporina de tercera generación. El tratamiento empírico puede comenzar con un cefalosporina y cambiar a un antibiótico adecuado de espectro reducido, siempre y cuando se identifique la causa.
En Malawi, más casos neonatales fueron tratados eficazmente con ceftriaxona que con penicilina + gentamicina (99,1% vs. 91,8%; P=0,006), especialmente para aislamientos Gram negativos (95,1% vs. 86%; P=0,012). La amikacina o la ciprofloxacina parenteral son eficaces para muchas infecciones bacterianas por Gram negativos (incluyendo betalactamasa de espectro extendido- BLEE), y se puede agregar para las bacterias Gram-negativas cuando falla una cefalosporina de tercera generación.

Duración de la terapia antibiótica:

Un estudio multinacional grande (n=1004) en entornos con pocos recursos comparó los resultados de 5 frente a 10 días de ceftriaxona para MB causada por uno de los 3 agentes etiológicos más comunes, S. pneumoniae, Neisseria meningitidis y Hib. La aleatorización fue en el día 5 y sólo en pacientes estables sin complicaciones. Los niños que reciben 5 días de terapia antibiótica tuvieron un resultado similar que los que recibieron 10 días de tratamiento (60,4% frente a 60,8% de supervivencia sin secuelas, 26% vs. 27,2% con secuelas).

Tratamiento adyuvante:

Dexametasona
Los corticoides como tratamiento adyuvante en la MB siguen siendo controvertidos. En un estudio grande, en niños africanos la dexametasona no confirió beneficios. Una revisión Cochrane de tratamiento adyuvante con esteroides no encontró beneficios en los resultados en centros de bajos recursos.

Glicerol
El glicerol se ha utilizado para reducir la presión intracraneal. Un estudio multinacional de América del Sur informó resultados alentadores; cuando se combinaron las secuelas neurológicas graves y la muerte, el glicerol fue beneficioso en comparación con el placebo (OR: 0,44; IC 95%: 0,25-0,76; P=0,003). En un estudio de Malawi en el que el paracetamol y el glicerol eran las terapias adyuvantes activas, no hubo ningún beneficio o perjuicio añadiendo glicerol o paracetamol a la terapia antibiótica estándar.

Cuidado de apoyo:

La atención de apoyo es crítica y la importancia de una buena atención de enfermería y vigilancia no puede ser más destacada. Deben monitorearse los líquidos, controlarse las convulsiones, asegurarse una adecuada ingesta de calorías y mantenerse la glucosa sérica y los electrolitos dentro de límites normales.
Una revisión Cochrane no encontró evidencia para la restricción de líquidos y encontró alguna evidencia para el mantenimiento de apoyo de líquidos intravenosos en las primeras 48 horas en entornos con altas tasas de mortalidad y presentaciones tardías. Donde los niños se  presentan en forma temprana y la mortalidad es más baja, la evidencia es insuficiente para guiar la práctica.
Las convulsiones deben ser controladas con prontitud. La OMS recomienda el diazepam rectal y/o el paraldehído seguido de fenobarbital si las convulsiones continúan. Las convulsiones intratables son difíciles de manejar sin asistencia respiratoria mecánica de apoyo y la dosis de carga de los fármacos anticonvulsivos como el fenobarbital tiene que ser repetida a pesar del riesgo de paro respiratorio. Las convulsiones neonatales se tratan normalmente con fenobarbital.

Anemia y desnutrición

La anemia y la desnutrición son comorbilidades comunes. Roine y col. encontraron que la corrección de la anemia (menos de 8g/dL) con una transfusión de sangre reduce la mortalidad de la MB a 23% de 39% sin transfusión (P=0,003). Además, las probabilidades de muerte aumentan en 1,98 en la desnutrición leve, 2,55 en la moderada y 5,85 en la grave.

Pronóstico

La tasa de letalidad es tan alta como 37% dependiendo de la causa, la edad y otros cofactores. El pronóstico es peor en los lactantes, en niños con bajo recuento de glóbulos blancos en el LCR o bajo nivel de glucosa, presión arterial baja, anemia, convulsiones persistentes y los que llegan tarde o en estado de coma. A éstos se añaden la desnutrición y la inmunosupresión.

Complicaciones

Las complicaciones agudas distintas de las ya mencionadas incluyen empiema subdural o absceso intracraneal. Si la fiebre no desciende debe realizarse una ecografía de la cabeza en los niños con fontanela abierta. Las grandes colecciones subdurales y los abscesos intracraneales pueden ser drenados de forma trans-fontanelar por personal experimentado.
La terapia con antibióticos debe ser prolongada. La fiebre también puede ser causada por la infección en el sitio de inyección, articulaciones o infecciones pulmonares.
Las secuelas neurológicas a largo plazo son frecuentes y a menudo devastadoras. Alguna pérdida de la audición se produce en hasta el 30% de los sobrevivientes, especialmente luego de una meningitis neumocócica o por Salmonella spp. La hidrocefalia puede presentarse después de semanas o meses. Por lo tanto, todos los sobrevivientes debe tener pruebas de audición y el tamaño de la cabeza debe ser monitoreado después del alta. El seguimiento debería incluir evaluaciones físicas, neurológicas y del desarrollo.

Futura investigación:

•• Debe continuarse el seguimiento de la incidencia y la sensibilidad a los antibióticos para recomendar un tratamiento empírico.

•• Las pruebas de diagnóstico rápido para identificar el agente causal reducirían el uso excesivo de antibióticos de amplio espectro.

•• Se necesita investigación en terapia adyuvante y control de las convulsiones.

•• Mejorar la atención neonatal para reducir las tasas de infección

Comentario:
La meningitis bacteriana continúa siendo una patología de amplia morbilidad y mortalidad en diferentes escenarios, sobre todo en aquellos de menores recursos donde la falta de accesibilidad precoz, la desnutrición y la anemia empeoran el pronóstico. Es necesario continuar con la investigación en cuanto a diagnósticos rápidos, tratamientos acortados y antibióticos adecuados con el menor espectro posible para mejorar la supervivencia total y libre de secuelas a corto y largo plazo de las MB.
Resumen y comentario objetivo: Dra. Alejandra Coarasa

Mucormicosis gastrointestinal en paciente diabetico

Infectio 2012;16 Supl 3:108-13 - DOI: 10.1016/S0123-9392(12)70035-8

Mucormicosis gastrointestinal en paciente diabético; reporte de un caso y revisión de la literatura
Resumen
La mucormicosis es una infección micótica sistémica y oportunista; la del tipo gastrointestinal es la menos común (2–11%) y el diagnóstico ante mórtem se hace solo en el 25–50% de los casos. Presentamos el caso de una mujer con diabetes mellitus tipo 2, insuficiencia renal crónica, nefrectomía derecha y obesidad extrema, con una lesión pustulosa en labio mayor izquierdo que evoluciona a absceso en glúteo y muslo requiriendo drenaje y desbridamiento; se inició antibioticoterapia de amplio espectro, fue trasladada a la unidad de cuidado intensivo, donde se agrega antimicótico; posteriormente, se realiza colostomía más resección de una porción de intestino delgado, que presentaba 3 úlceras necróticas en las que se evidenció la infección micótica; la paciente fallece secundario a un infarto agudo de miocardio. Los pacientes diabéticos son más susceptibles, pues presentan disfunción de neutrófilos, monocitos y células fagocíticas, además de menor capacidad inhibitoria del suero contra el crecimiento de los hongos. La mucormicosis gastrointestinal es rara y altamente mortal, su presentación clínica es muy inespecífica y el diagnóstico es histopatológico. El tratamiento actual con anfotericina B no reporta resultados satisfactorios, y el posaconazol se presenta como una buena opción; los resultados positivos dependen de un diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno de las comorbilidades.Introducción

La mucormicosis es una infección micótica sistémica y oportunista, usualmente fatal1. Después de la aspergilosis y la candidiasis, es la tercera causa más frecuente de infección oportunista invasora por hongos2, observándose sobre todo en individuos con inmunodeficiencias tales como diabetes mellitus, tumores malignos de origen hematológico o de órgano sólido, receptores de trasplantes, pacientes neutropénicos o en terapia con esteroides3. Sus principales vías de transmisión incluyen inhalación, ingestión y exposición cutánea. La contaminación de heridas, quemaduras y sitios de trauma con dehiscencia de la piel son algunos de los modos más importantes de transmisión en inmunocompetentes. En cambio, la transmisión de persona a persona aún no ha sido reconocida4.
Se han descrito 6 formas de manifestación con base en la presentación clínica y el compromiso de alguna parte del cuerpo en particular5. La más común es la rino-órbito-cerebral (40–49%), siendo ésta la más frecuente en pacientes diabéticos; seguida de la cutánea (10–16%), la pulmonar (10–11%), que se ve frecuentemente en los afectados por enfermedades hematológicas malignas, la diseminada (6–11%) y en último lugar, la gastrointestinal (2–11%)6,7. El diagnóstico de mucormicosis es raramente sospechado, y se realiza de manera ante mórtem solo en el 25–50% de los casos8,9. A continuación, se presenta un caso de mucormicosis del tipo gastrointestinal en una paciente diabética diagnosticada ante mórtem por el examen una pieza quirúrgica de intestino delgado un día antes de su fallecimiento.
Caso clínico
Ingresa en el Hospital Universitario de Santander una paciente femenina de 47 años, con antecedentes de diabetes mellitus tipo 2, insuficiencia renal crónica, nefrec-tomía derecha por litiasis e infección y obesidad extrema (índice de masa corporal 58,3). La paciente presentaba cuadro clínico de 5 días de evolución de lesión pustulosa en labio mayor izquierdo que evolucionó a absceso localizado en glúteo y muslo izquierdo. Asociado a la terapia antibiótica establecida con piperacilina-tazobactam 2,25gramos cada 6h intravenosa y vancomicina 1 gramo intravenosa cada 3 días, se decidió realizar drenaje de la lesión obteniéndose 800 cc de material purulento, y se evidenció infección necrotizante de tejidos blandos que comprometía la porción inferior del glúteo izquierdo y la proximal del muslo; en este procedimiento no se tomó muestra para estudio histopatológico. Durante el procedimiento, la paciente presenta paro cardiorrespiratorio, el cual responde a las maniobras de reanimación avanzadas e inmediatamente es trasladada a la unidad de cuidado intensivo, donde con posterioridad se agrega a la antibioticoterapia meropenem y fluconazol y se retira piperacilina-tazobactam ante la pobre respuesta al tratamiento previamente instaurado.
En un segundo procedimiento quirúrgico, se realiza colostomía por el alto riesgo de contaminación con materia fecal de los tejidos blandos expuestos en glúteo y muslo izquierdo; durante el procedimiento se realiza la resección de 30cm de intestino delgado pues presentaba 3 úlceras necróticas, que se enviaron a patología para su estudio. Al análisis macroscópico se recibe segmento de intestino delgado que mide 28cm de longitud x 4,5cm de diámetro mayor transverso, en cuya serosa se identifican 3 grandes áreas necrosadas, crateriformes, de color verde, la mayor de las cuales mide 5cm de diámetro, que comprometían todo el espesor de la pared. Al examen microscópico de estas lesiones en cortes teñidos con hematoxilina-eosina, se observó pared de intestino delgado con infarto hemorrágico transmural, asociado a focos de necrosis licuefactiva con abundantes estructuras micóticas compatibles con mucormicosis (fig. 1). Con el anterior hallazgo se hizo el diagnóstico de pared de intestino delgado con inflamación aguda severa e infarto hemorrágico transmural asociado a mucormicosis. Los elementos micóticos también fueron evidenciados en cortes histológicos teñidos con plata metenamina y ácido periódico de Schiff para hongos (figs. 2 y 3).

Biopsia de pared intestinal (40X). Tinción hematoxilinaeosina; se observa en la serosa presencia de hifas anchas predominantemente sin septos, algunos clamidosporos y ramificaciones no dicotómicas en ángulo recto.
Figura 1.
(0.12MB).
Biopsia de pared intestinal (40X). Tinción hematoxilinaeosina; se observa en la serosa presencia de hifas anchas predominantemente sin septos, algunos clamidosporos y ramificaciones no dicotómicas en ángulo recto.

Biopsia intestinal. Plata metenamina (40X).
Figura 2.
(0.22MB).
Biopsia intestinal. Plata metenamina (40X).

Biopsia intestinal. PAS (40X).
Figura 3.
(0.17MB).
Biopsia intestinal. PAS (40X).
Durante su estancia en la unidad de cuidado intensivo, la paciente presenta cambios en el electrocardiograma compatibles con infarto agudo de miocardio de cara posteroinferior, elevación de enzimas cardíacas, asociado a falla renal y falla respiratoria, causando su muerte 24h después del diagnóstico final, por lo que no fue posible iniciar terapia con anfotericina B (AMB).
Discusión
La mucormicosis es una enfermedad causada por hongos zigomicetos de la orden de los mucorales, dentro de los cuales los patógenos que comúnmente afectan a los humanos son los Rhizopus, Mucor y Rhizomucor10. Estos hongos son filamentosos, ubicuos y se encuentran como mohos en el suelo, plantas, estiércol y material putrefacto. Adoptan forma de hifas en los tejidos. Una vez que las esporas comienzan a crecer, las hifas penetran directamente y crecen a través de la pared de los vasos sanguíneos (vasculotropismo) por ser estos la mejor fuente de oxígeno, lo que produce isquemia local, necrosis e infarto del tejido, que produce, además, un nido para la diseminación hematógena y genera un gran riesgo de trombosis10,11. Lo anterior se asocia a su capacidad de recoger hierro libre del huésped utilizando quelantes de hierro de bajo peso molecular o permeasas de hierro de alta afinidad12, siendo la interacción entre el hierro y las esporas la determinante en la tasa de reproducción y supervivencia11.
Entre los factores de riesgo para el desarrollo de la infección (tabla 1), la diabetes mellitus es la más común (36-88%)4,13,14, seguida por tumores malignos (17%), trasplante de órganos sólidos (7%), terapia con deferoxamina (6%) y trasplante de médula ósea (5%)6. En menor proporción están el uso de nuevos inmunosupresores, cambios en los procedimientos de trasplante, el uso de vorico-nazol para la profilaxis de infecciones micóticas oportunistas, quemaduras, úlceras gástricas y abuso de drogas intravenosas10,15,16.

Tabla 1.
Factores predisponentes para mucormicosis
Diabetes mellitus 
Cetoacidosis diabética 
Diabetes mellitus no controlada 
Acidosis metabólica crónica 
Falla renal 
Intoxicación crónica con salicilatos 
Terapia con deferoxamina 
Sobrecarga de hierro 
Inmunosupresión 
Neutropenia (por tumores malignos o quimioterapia) 
Terapia con corticosteroides 
Trasplante de células hematopoyéticas o de órgano sólido 
Infección por VIH 
Daño de la piel o tejidos blandos 
Quemaduras 
Trauma 
Herida quirúrgica 
Misceláneo 
Abuso de drogas intravenosas 
Neonatos prematuros 
Desnutrición 
Uso prolongado de antimicrobianos de amplio espectro 
VIH: virus de la inmunodeficiencia humana.
Igualmente, se conocen condiciones predisponentes como la acidosis metabólica, que interfiere en la capacidad de unión de la transferrina al hierro, generando un aumento en las concentraciones de este en los tejidos y favoreciendo el crecimiento de los hongos17. Los pacientes con diabetes mellitus o en tratamiento inmunosupresor son susceptibles porque estas condiciones producen una disfunción de los neutrófilos y monocitos. Los corticosteroides inhiben la fagocitosis realizada por neutrófilos, y la ciclosporina inhibe la producción de linfocinas. El uso de azatioprina a dosis mayores de 2mg/kg predispone a las infecciones en pacientes receptores de trasplantes18, que de por sí tienen mayor riesgo, sobre todo luego del tratamiento del rechazo agudo con pulsos de esteroides, muromonab-CD3 o globulina antimicótica9,19. También se han reportado algunos casos sin factores predisponentes identificables20.
En cuanto a los pacientes con diabetes mellitus, son más susceptibles aquellos con hiperglucemia sostenida, particularmente si presentan cetoacidosis5,21, aunque también se puede observar en pacientes diabéticos controlados22. Un estudio demostró que la acidosis detiene la actividad inhibitoria del suero contra el crecimiento de los hongos por la interrupción de la capacidad de la transferrina de unirse al hierro de los mismos, dando lugar a un defecto importante en la defensa del huésped contra los zigomicetos17. Tanto la disminución del número de neutrófilos como la función anormal de las células fagocíticas en el sitio de la infección inducida por la cetoacidosis diabética juegan, probablemente, un papel en la patogénesis de la mucormicosis en pacientes diabéticos23.
La mucormicosis gastrointestinal, descrita originalmente por Paltouf en 188524, es la forma más rara de presentación de la infección, constituyendo solo entre el 2–11% de todos los casos6,25, y tiene una mortalidad superior al 85%6. Todas las porciones del tracto gastrointestinal son vulnerables a la infección, pero las más comúnmente afectadas son el estómago (57,5%), seguido por el colon (32,3%) y el íleon (6,9%)3, y con menor frecuencia, el hígado, bazo y páncreas4. Menos de 20 casos de mucormicosis gastrointestinal con afectación del colon en pacientes adultos se encuentran publicados en la literatura médica de las últimas 2 décadas3. Las condiciones identificadas como predisponentes para mucormicosis gastrointestinal son: desnutrición, ingestión persistente de sustancias no nutritivas, úlcera gástrica, pelagra, uremia, colitis amebiana, fiebre tifoidea, enfermedad sistémica grave, edades extremas e inmunosupresión10,26. Antecedentes de importancia como son tuberculosis pulmonar y abuso de alcohol, encontrados con cierta frecuencia en pacientes diabéticos y que predisponen a la aparición de otras enfermedades, no han mostrado ser un riesgo subyacente mayor para el desarrollo de mucormicosis gastrointestinal en este tipo de pacientes27.
La infección del tracto gastrointestinal puede surgir por la ingestión de esporas de hongos en alimentos contaminados, como leche o pan fermentados, o contacto con esputo4, especialmente en aquellos pacientes con úlcera gástrica26. Existen informes de casos con afectación intestinal exclusiva donde el mecanismo de entrada del hongo fue la ingesta de tabletas de alopurinol y alimentos empacados contaminados28; también se han reportado brotes nosocomiales asociados al uso de bajalenguas de madera29.
Inicialmente, pueden presentarse síntomas muy inespecíficos como dolor, distensión abdominal, fiebre y diarrea. Si hay compromiso extenso del intestino con múltiples úlceras causadas por la infección, puede manifestarse con hemorragia de vías digestivas e incluso perforación visceral en presentaciones tardías3,25. Mediante la endoscopia se evidencia una mucosa erosionada, hemorrágica y edematosa. También puede verse una masa blanda fúngica verduzca en forma de hongo con una base angosta unida a la pared del intestino, cubierta por una costra negra3. La tomografía computarizada puede mostrar una masa asociada al tracto gastrointestinal.
El diagnóstico depende del examen histopatológico, observándose la presencia de hifas anchas, predominantemente sin septos, con bulbos focales y ramificaciones no dicotómicas, ocasionalmente en ángulo recto30, asociadas a infarto y angioinvasión en más del 94% de las muestras31. El estudio histopatológico del tejido puede ser evaluado mediante una tinción de rutina con hematoxilina-eosina, pero los hongos pueden verse mejor con tinción plata-metenamina de Gomori, ácido periódico de Schiff o blanco de calcoflúor5,32. A pesar de que el cultivo permanece como la forma predominante por la cual se pueden identificar las especies de hongos, solo son positivos en un 52% en los casos de autopsias y en un 30% de las muestras quirúrgicas. Esto sucede porque la infección puede estar localizada y no es posible detectarla en todas las porciones del espécimen enviado a cultivo33. El aislamiento de mucorales de un sitio estéril o cultivos positivos repetidos de un sitio no estéril en pacientes con factores predisponentes pueden considerarse como de alto riesgo para la adquisición de mucormicosis. Cultivos positivos de sitios no estériles deben ser interpretados con precaución y deberán relacionarse con los hallazgos y la condición clínica del paciente4. También podrían tomarse cultivos gástricos y de materia fecal, pero estos rara vez son positivos, por lo que no son de mucha utilidad26.
Se han intentado desarrollar pruebas serológicas para el diagnóstico por detección de antígenos o anticuerpos, ediante pruebas de ELISA, técnicas de doble difusión34 o análisis de inmunotransferencia35. Sin embargo, estas pruebas serológicas no pueden recomendarse mientras no se realicen nuevas evaluaciones clínicas y no están disponibles para su uso rutinario en este momento. Se ha tratado de mejorar la capacidad diagnóstica mediante la detección del ácido nucleico del hongo en suero por reacción en cadena de la polimerasa o mediante técnicas de hibridación in situ, utilizándose como una herramienta para confirmar la presencia del hongo cuando a pesar de una histología positiva los cultivos son negativos10.
El manejo de la mucormicosis intestinal depende en gran medida del diagnóstico oportuno, la intervención de las condiciones predisponentes subyacentes, el desbridamiento quirúrgico precoz y el inicio rápido de un adecuado tratamiento antimicótico sistémico. La terapia antimicótica recomendada es AMB en dosis de 1 a 1,5mg/kg/día. La dosis total administrada durante el transcurso de la terapia es generalmente 2,5 a 3g, y suele durar entre 4 y 6 semanas, con el riesgo de nefrotoxicidad a dosis altas. La AMB liposomal puede ser una mejor opción, pues tiene mejores índices de eficacia y menor riesgo de nefrotoxicidad que la presentación usual, lo que permite su uso en dosis más altas (5 a 15mg/kg/día)10,27.
Nuevas terapias incluyen posaconazol y deferiprona que actúan inhibiendo la absorción de hierro por parte de Rhizopus, con aparente mejoría en la supervivencia de pacientes en los que se ha utilizado en casos refractarios11,36. Estudios han informado de tasas de éxito con posaconazol del 50–70%, mientras que la AMB y su forma liposomal tienen una tasa de éxito de solo el 25%, lo que sugiere que el posaconazol podría llegar a ser el medicamento de elección para mucormicosis, aunque aún es necesario realizar investigaciones adicionales37. Los agentes antimicóticos comúnmente utilizados en profilaxis como el fluconazol o el itraconazol no tienen actividad contra hongos del orden de los mucorales38.
Existen otras intervenciones no farmacológicas que se han utilizado con una efectividad limitada como tratamiento adyuvante, como por ejemplo, la terapia con oxígeno hiperbárico39y nuevos quelantes de hierro40. Aparte del diagnóstico temprano, la corrección de los factores predisponentes reversibles como rectificar la cetoacidosis diabética, suspender el uso de deferoxamina, o reducir los niveles de inmuno-supresión son primordiales en el manejo de estos pacientes.
Conclusión
La mucormicosis intestinal es una enfermedad poco común y altamente mortal que afecta a pacientes inmunocomprometidos; su presentación es muy inespecífica, pero hay que diagnosticarla y tratarla tempranamente y de forma agresiva para tratar de conseguir mejores resultados. Los antimicóticos disponibles presentan bajas tasas de respuesta, por lo que es necesaria más investigación en el campo.
Financiación
No se utilizaron fuentes de financiamiento para la realización del artículo.
Conflicto de intereses
Los autores declaran que no existe conflicto de intereses de ningún tipo en el trabajo realizado.

Mononucleosis infecciosa

Mononucleosis infecciosa
El diagnóstico precoz y preciso de la mononucleosis infecciosa puede ayudar al tratamiento clínico, evitar los antibióticos y proporcionar un pronóstico adecuadoAutor: Mark H. Ebell; Marlene Call,; JoAnna Shinholser, Jack Gardner JAMA April 12, 2016 Volume 315, Number 14 1509
Objetivo
Revisar sistemáticamente la literatura sobre el valor del examen clínico y el recuento de leucocitos para el diagnóstico de la MI.
Principales resultados y medidas Sensibilidad, especificidad e índice de probabilidad (IP) para el diagnóstico de la MI.
Resultados
La MI es más común entre los 5 y los 25 años (especialmente entre 16 y 20 años, de los cuales, en alrededor de 1/13 pacientes el dolor de garganta se debe a la MI). La probabilidad de MI se reduce en ausencia de linfadenopatía mientras que aumenta con la presencia de adenopatía cervical posterior, adenopatía inguinal o axilar, petequias palatinas y esplenomegalia.
Los síntomas son de valor limitado para el diagnóstico de la MI; el dolor de garganta y la fatiga son sensibles pero inespecíficos. La presencia de linfocitosis atípicos aumenta significativamente la probabilidad de MI. Para el diagnóstico también es útil si en un paciente se halla la combinación de >50% de linfocitos y >10% de linfocitos atípicos.

Presentación de un caso clínico
Un paciente de 17 años consulta porque desde hace 5 días presenta dolor de garganta y adenopatía. Tiene una temperatura oral medida de 38,6 C y cefalea leve y persistente, pero niega tener fatiga significativa. Se observan ambas amígdalas purulentas, agrandamiento de los ganglios cervicales anterior y posterior y de varios ganglios axilares. No se detecta hepatomegalia ni esplenomegalia.
El test rápido para el estreptococo ß-hemolítico grupo A es negativa. Los análisis rutinarios de laboratorio revelan leucocitos (18×109/l) con 40% de neutrófilos segmentados, 51% de linfocitos12% de linfocitos atípicos, 4% de monocitos y 3% de eosinófilos. El test rápido de anticuerpos heterófilos (monospot test) para MI fue negativo. ¿Este paciente tiene MI a pesar del resultado negativo del monospot test?
¿Por qué esta pregunta es importante?
Inicialmente descrita como una “leucocitosis mononuclear en respuesta a una infección aguda” (MI), también antes se la llamó fiebre glandular. La MI está causada por el virus de Epstein-Barr (VEB) y se caracteriza por fiebre, dolor de garganta, adenopatía y malestar general, pero también puede haber esplenomegalia, ictericia y hepatomegalia.
Los síntomas pueden persistir durante 6 meses o más y rara vez ocurren complicaciones graves como la ruptura esplénica.
El diagnóstico diferencial incluye la infección por citomegalovirus, adenovirus y VIH, la toxoplasmosis y la leucemia aguda, aunque estas enfermedades son mucho menos comunes.
Es importante poder diagnosticar la MI con precisión en el entorno ambulatorio utilizando el examen clínico y los resultados del laboratorio porque ésto permite los médicos asesorar a los pacientes sobre el tipo de reposo y el pronóstico general, y se evitará el uso inapropiado de antibióticos en una enfermedad viral.
Esto es especialmente cierto al principio de la enfermedad, cuando es más probable que la prueba de anticuerpos para la MI den resultados negativos falsos y, en los niños más pequeños, en quienes los resultados negativos falsos son más comunes. La MI suele ocurrir en niños y adultos jóvenes, entre los 5 y los 25 años, pero no se limita a este grupo etario. Las tasas de infecciones son más elevadas entre los 15 y los 24 años, con casi 6-8 casos/1.000 personas/año.
Se diagnostica con poca frecuencia en bebés y niños pequeños, aunque probablemente la mayoría de los casos no son detectados porque los síntomas suelen ser más leves en este grupo de edad (<5 años). Es más común en adolescentes y adultos jóvenes, especialmente entre quienes viven en comunidad, como los cuarteles.
¿Cómo se examina a un paciente con sospecha de mononucleosis infecciosa?
Signos y síntomas
Se debe examinar la faringe y las amígdalas para detectar petequias palatinas y exudados faríngeos y amigdalinos
La historia de un paciente con dolor de garganta debe incluir el inicio, la duración y la presencia o ausencia de fiebre, escalofríos, sudores, mialgias y fatiga que no puede ser explicada por déficit de sueño o por las ocupaciones habituales. A menudo, esta presentación despierta la sospecha de MI. A los pacientes con estos signos y síntomas también se les debe preguntar sobre el contacto cercano con una persona que haya tenido el diagnóstico confirmado de MI; Sin embargo, muchos pacientes no recuerdan si hubo tal contacto.
Se debe inspeccionar la cara y las superficies corporales expuestas para detectar la presencia de erupciones: se puede hallar una erupción maculopapular fina (exantema viral). Los pacientes con MI que han sido tratados con ß-lactámicos, especialmente ampicilina o amoxicilina, pueden tener un sarpullido morbiliforme pruriginoso que aparece en unos días a 1 semana.
Así lo evidenció un estudio, en el que el 30% de los 173 niños con MI confirmada serológicamente que recibieron al menos 1 dosis de amoxicilina presentaron erupción. Sin embargo, otro estudio de 184 niños halló que la incidencia de erupción fue similar en el grupo de niños que no había recibido penicilina. La ictericia es un hallazgo raro en los pacientes con mononucleosis.
Se deben buscar adenopatías en las cadenas cervicales anterior y posterior. Casi todos los pacientes con MI tienen adenopatía cervical anterior, pero esta ubicación no es específica pues también ocurre en otras enfermedades comunes. La adenopatía cervical posterior es más específica de la MI, como también las axilares e inguinales. Por lo tanto, no debe obviarse la palpación de esas regiones, como así también si los síntomas persisten o permanecen sin explicación, o son más graves y hacen sospechar otros diagnósticos alternativos, como el linfoma.
Se debe examinar la faringe y las amígdalas para detectar petequias palatinas y exudados faríngeos y amigdalinos. Aunque la MI puede causar estos síntomas, también pueden causarlos la faringitis por los virus o los estreptococos ß-hemolíticos del grupo A. También se debe examinar el abdomen para detectar esplenomegalia o hepatomegalia.

Recuento de leucocitos
Puede ser anormal antes de que las pruebas de anticuerpos rápidas (como el monospot test) den positivas
El recuento de leucocitos puede ser un complemento útil de la historia y el examen físico en el entorno ambulatorio. Este recuento puede ser anormal en los pacientes con MI, antes de que las pruebas de anticuerpos rápidas (como el monospot test) den positivas.
El VEB infecta los linfocitos B, lo que activa una respuesta mediada por las células T. Estas células están a menudo inmaduras y presentan formas atípicas.
Por lo tanto, el aumento del número total de linfocitos, del porcentaje de linfocitos y del porcentaje de linfocitos atípicos es sugestivo de MI. La linfocitosis incrementa significativamente la probabilidad de diagnosticar Mil La linfocitosis también es útil cuando se combina con la presencia de linfocitos atípicos.
Por ejemplo, en un estudio, los pacientes con >50% de linfocitos y >10% de linfocitos atípicos tuvieron mayor especificidad y mayor IP. Un recuento absoluto de linfocitos en un umbral =4 × 109/l es útil para el diagnóstico en adolescentes y adultos.
El hallazgo normal más frecuente fue un recuento de linfocitos atípicos <10% lo que con mayor eficacia disminuye la probabilidad de MI. Los autores afirman que el número de linfocitos atípicos es de poca sensibilidad. Pero para los pacientes que tienen >50% de linfocitos, >10% de linfocitos atípicos, o ambos, la especificidad es excelente.
La presencia de linfocitosis o de linfocitosis atípica o de linfocitosis en los adolescentes y adultos con dolor de garganta influye mucho en la probabilidad de padecer MI.

Comentarios
Los autores mencionan que sus hallazgos están limitados por la edad y la calidad de la literatura. por ejemplo, los estudios más antiguos pueden no describir claramente la inclusión o exclusión de criterios, y la mayoría no especificó en qué momento de la evolución de la enfermedad se encontraban los participantes (desconocimiento de los síntomas antes de la presentación).
Debido a que los hallazgos clínicos y bioquímicos varían considerablemente en las diferentes etapas de la enfermedad, sería útil estratificar la exactitud de los hallazgos clínicos y las pruebas desde el comienzo de los síntomas (p. ej., <1 semana, 1 a 2 semanas o >2 semanas). Otra limitación fue la inclusión de varios estudios basados en datos de laboratorio que no informaron datos clínicos.
Por otra parte, muchos estudios solo incluyeron pacientes con pruebas de laboratorio que confirmaban la mononucleosis, y la información suministrada fue suficiente solo para calcular la sensibilidad. Por lo tanto, hace falta un gran estudio prospectivo de pacientes que se hallen dentro de los 7 días de la aparición del dolor de garganta, lo que podría ayudar a aclarar el papel de los antecedentes personales, el examen físico y las pruebas bioquímicas en el consultorio para el diagnóstico de mononucleosis.

Resolución del cuadro
El paciente se encuentra en un grupo etario de alto riesgo de MI y la probabilidad pretest de es de casi 8%, según los datos de una red australiana de investigación en atención primaria. El test de anticuerpos heterófilos (monospot test) tiene alrededor del 75% de sensibilidad al comienzo de esta enfermedad causada por el VEB por lo que es correcto que el médico considere que se trata de un resultado negativo falso.
Las pruebas también son menos sensibles en los niños pequeños (especialmente <5 años). La presencia de fiebre, cefalea, adenopatía cervical anterior y, por otra parte, la ausencia de fatiga, esplenomegalia y hepatomegalia, no implican mucho cambio en la sospecha de MI1.
La presencia de un exudado amigdalino, adenopatía cervical posterior y adenopatía axilar aumentan poco la probabilidad de MI. Debido a que estos hallazgos pueden no ser útiles en forma individual, el único descubrimiento más importante para el diagnóstico es la presencia de adenopatía cervical posterior, lo que, después del examen clínico, aumenta la probabilidad de MI, del 8% al 21%.
A partir de esta estimación de probabilidad revisada del 21%, la presencia de 51% de linfocitos y 12% de linfocitos atípicos aumenta la probabilidad de MI al 93%. Los autores concluyen que se debe hacer el diagnóstico de MI y aconsejar al paciente acerca del tratamiento sintomático, el tipo de reposo y la evitación del contacto físico.
Fundamentos clínicos
La MI es una causa relativamente común de dolor de garganta en los pacientes de 5 a 25 años, sobre todo entre los 16 y los 20 años, pero es poco común en niños más pequeños (<5 años) y adultos >25 años. La mayoría de los pacientes tiene dolor de garganta y adenopatías cervicales, fiebre, cefalea y fatiga, que son síntomas comunes pero inespecíficos.
Las adenopatías posteriores, axilares e inguinales aumentan significativamente la probabilidad de MI, al igual que la esplenomegalia y las petequias palatinas. La presencia de >10% de linfocitos atípicos aumenta la probabilidad de MI, especialmente cuando si hay linfocitosis.
Si existe sospecha clínica de MI, el recuento de leucocitos puede proporcionar una guía útil para el diagnóstico precoz de la enfermedad, cuando las pruebas serológicas tienen una mayor tasa de resultados negativos falsos. Otra opción es hacer la buscar antígenos de la cápside del VEB.
Aunque la MI es una enfermedad común, hay pocos estudios prospectivos bien diseñados para el diagnóstico de esta enfermedad y se requieren ensayos que desarrollen y validen los criterios de decisión clínica (quizás en combinación con el recuento de leucocitos) que ayuden a los médicos a hacer el diagnóstico precoz. Además de ser una guía para hacer un pronóstico más preciso y asesorar mejor sobre el tratamiento sintomático, ayudaría a evitar el uso inadecuado de antibióticos en pacientes con esta enfermedad viral.
Resumen y comentario objetivo: Dra. Marta Papponetti