jueves, 21 de noviembre de 2024

Fiebre de origen desconocido

 Fuente: The American Journal of Medicine (2015), doi: 10.1016/j.amjmed.2015.06.001. Fever of Unknown Origin: A Clinical Approach

Fiebre de origen desconocido clásica

Desde la antigüedad, las fiebres prolongadas han presentado un problema diagnóstico. Entre los antiguos, la fiebre tifoidea y la malaria eran las causas comunes de fiebre prolongada. Hay pocas infecciones asociadas con fiebre prolongada.

Petersdorf desarrolló criterios para las fiebres prolongadas, es decir, la fiebre de origen desconocido (FOD), definida como la fiebre >38,3°C que dura más de 3 semanas y que permanece sin diagnostico después de haber realizado los estudios en el hospital. Los estudios para la FOD se pueden hacer en el paciente ambulatorio. Petersdorf también clasifica a las FOD por categorías: infecciosas, maligna/neoplásica, enfermedad reumática/inflamatoria y miscelánea.

Las FOD también pueden considerarse en el contexto de subconjuntos de huéspedes: trasplantados, inmunocomprometidos por el VIH, viajeros que retornan. No existe un enfoque estándar para el diagnóstico de la FOD, la cual requiere una historia y un examen físico detallados y más bien pruebas de laboratorio inespecíficas selectivas que estudios excesivos.

Enfoque diagnóstico de la fiebre de origen desconocido clásica

En primer lugar, se debe comprobar si la fiebre prolongada cumple la definición establecida. El diagnóstico se basa en los síntomas (historia) y los signos (examen físico). En segundo lugar, según la historia y los signos físicos, se tratará de determinar la categoría de la FOD.

Cada categoría tiene características clínicas, por ejemplo, las relacionadas con enfermedades malignas/neoplásicas se asocian generalmente con anorexia temprana y pérdida de peso significativa. Las FOD de causa infecciosa se acompañan de escalofríos, mientras que la pérdida de peso es menos pronunciada y la anorexia es tardía.

Excluyendo la vasculitis, el sello de la FOD inflamatoria/reumática es la sinovitis. Mientras que las características distintivas sugieren una categoría de FOD particular, algunos hallazgos descartan una de las categorías, por ejemplo, los escalofríos descartan la categoría inflamatoria/reumática.

En tercer lugar, para establecer la categoría de FOD se debe tratar de determinar el patrón de órganos afectados. Cada trastorno tiene un patrón característico de afectación orgánica que sugiere o limita los posibles diagnósticos, por ejemplo, el patrón de afectación de órganos del lupus eritematoso sistémico (LES) incluye a múltiples órganos pero es importante que rara vez afecta al hígado.

Del mismo modo, mientras que la esplenomegalia es un hallazgo cardinal en la endocarditis bacteriana subaguda, si la guía es solo el patrón del órgano afectado, la presencia de hepatomegalia la descarta.

Las FOD de más difícil diagnóstico no tienen signos de localización. Las pistas clave pueden ser ignoradas, lo cual puede subsanarse si la historia y la semiología minuciosas están enfocadas a la FOD. En el examen físico se debe poner especial atención en los ojos, la piel, los ganglios, el hígado y el bazo.

Las pruebas deben ser selectivas y basadas en las probabilidades diagnósticas y no en las posibilidades, por ejemplo, los hemocultivos de rutina. Los hemocultivos son útiles para las FOD con bacteriemia, como la brucelosis, la fiebre tifoidea/entérica, las infecciones intravasculares, los abscesos, etc, pero para las FOD con infecciones no bacteriémicas, o malignas/neoplásicas, o la fiebre inflamatoria/reumática y misceláneas. Los hemocultivos pueden ser engañosos. La  endocarditis bacteriana subaguda no es una infección rara, pero ahora es una causa relativamente poco frecuente de FOD.

Historia

Trastornos malignos/neoplásicos


La pérdida de peso significativa (>800 gr/semana), especialmente si se acompaña de anorexia temprana, es un signo de identidad de las FOD malignas. El prurito después del baño caliente sugiere un trastorno maligno/neoplásico. En aquellos con antecedentes de adenopatías o malignidad se debe sospechar una FOD maligna/neoplásica.

Enfermedades infecciosas

La historia clínica debe incluir el antecedente de procedimientos previos, invasivos o quirúrgicos (abscesos), dentición (abscesos apicales, endocarditis bacteriana subaguda) y antecedentes de infecciones concomitantes, como la tuberculosis.

El contacto con animales o mascotas sugiere la fiebre Q, la brucelosis, la toxoplasmosis, la enfermedad por arañazo de gato o la triquinosis.

La exposición a las picaduras de garrapatas o mosquitos sugiere la ehrlichiosis/anaplasmosis, la babesiosis o la malaria, mientras que la exposición a roedores hace sospechar la fiebre por mordedura de rata, la fiebre recurrente o la leptospirosis.

Las transfusiones de sangre son una pista importante para la ehrlichiosis/anaplasmosis, la babesiosis, el citomegalovirus o el VIH. En el huésped normal, la única pista de citomegalovirus puede ser la exposición a secreciones.

Los medicamentos inmunosupresores predisponen a determinados patógenos, como el citomegalovirus o el bacilo tuberculoso. La existencia de múltiples síntomas y signos raros indican una enfermedad multisistémica como la tuberculosis miliar, la enfermedad de Whipple y diversos trastornos diferentes.

Trastornos reumáticos/inflamatorios

La FOD puede presentar artralgias y mialgias graves, pero la presencia de escalofríos aleja la posibilidad de una etiología reumática/inflamatoria. La tos seca también puede ser una pista sutil de la arteritis de células gigantes/arteritis temporal. La FOD asociada a úlceras orales sugiere el síndrome de Beçhet o el LES.

En un cuadro de FOD, el patrón de afectación orgánica con el antecedente de síntomas articulares y linfadenopatías generalizadas hace sospechar la enfermedad de Still del adulto o el LES. Una historia de colecistitis alitiásica en un signo importante fácilmente pasado por alto de LES o de periarteritis nodosa. Si se sospecha la enfermedad de Beçhet es importante ahondar en la historia familiar.

Miscelánea

Si la historia no orienta hacia una categoría en particular de FOD, se deben considerar otras causas misceláneas. La periodicidad de la fiebre puede ser el único indicio de neutropenia cíclica. El antecedente de linfadenopatías puede hacer sospechar la enfermedad de Rosai-Dorfman o la enfermedad de Kikuchi. El dolor de cuello o de mandíbula, que es fácilmente atribuido al dolor dental, puede ser un indicio de de tiroiditis subaguda. Si el paciente afectado es personal médico, se debe considerar la fiebre facticia. Concretamente, es necesario informarse acerca de la enfermedad inflamatoria intestinal (enteritis regional), el alcoholismo (cirrosis), y el consumo de medicamentos (seudolinfoma, fiebre por fármacos). Otras FOD son familiares, como la fiebre mediterránea familiar o el síndrome de hiper IgD.

Examen físico

Enfermedades malignas/neoplásicas


La FOD del linfoma puede simular una infección. El linfoma o una enfermedad maligna pueden acompañarse de bradicardia relativa.

El examen ocular puede ser útil, por ejemplo, las manchas de Roth (linfoma, mixoma auricular), los cuerpos citoides (mixoma auricular) o las hemorragias retinianas (preleucemia).

Un soplo es un hallazgo clave en la endocarditis bacteriana subaguda, la endocarditis no infecciosa con cultivos negativos, por ejemplo, la endocarditis marántica o el mixoma auricular.

Los puntos dolorosos esternales señalan un trastorno de la médula ósea (preleucemia, trastornos mieloproliferativo).

La hepatomegalia aislada en una FOD disminuye las posibilidades diagnósticas hacia el hepatoma, el carcinoma de células renales o las enfermedades hepáticas.

Enfermedades infecciosas

El abordaje de las FOD infecciosas comienza con el análisis del patrón febril.

Los picos de fiebre matinales sugieren tuberculosis miliar, fiebre tifoidea/entérica o, enfermedad de Whipple.

La bradicardia relativa es un hallazgo cardinal en la fiebre tifoidea/entérica, malaria, babesiosis,  ehrlichiosis/anaplasmosis, leptospirosis y fiebre Q.

La presentación de 2 picos febriles en el día (fiebre cotidiana doble) se observa la malaria, la tuberculosis miliar o la leishmaniasis visceral. Dos picos de fiebre por semana (curva de fiebre en camello) puede ser una de las pocas pistas para la ehrlichiosis/anaplasmosis, la leptospirosis, la brucelosis o la fiebre por mordedura de rata.

Los hallazgos en el fondo de ojo pueden ser un indicio de toxoplasmosis, tuberculosis, histoplasmosis o enfermedad por arañazo de gato.

Los puntos dolorosos espinales pueden deberse a una osteomielitis vertebral subaguda, fiebre tifoidea/entérica, tuberculosis médular o brucelosis.

La hepatomegalia indica fiebre Q, fiebre tifoidea/entérica, leishmaniasis visceral, brucelosis, fiebre por mordedura de rata o fiebre recidivante.

La esplenomegalia inclina la posibilidad diagnóstica hacia la tuberculosis miliar, el virus de Epstein-Barr, el citomegalovirus, la fiebre tifoidea/entérica, la brucelosis, la histoplasmosis, la ehrlichiosis/anaplasmosis, la malaria, la fiebre Q, la endocarditis bacteriana subaguda, la enfermedad por arañazo de gato y la fiebre por mordedura de rata.

La epidídimorquitis/nódulo del epidídimo es una señal fácilmente ignorada de infección por el virus de Epstein-Barr, tuberculosis renal o brucelosis.

Trastornos reumáticos/inflamatorios

Los picos de temperatura matinales son un signo clave para el diagnóstico de periarteritis nodosa, mientras que la fiebre cotidiana doble inclina hacia el diagnóstico de enfermedad de Still del adulto. En el contexto de una FOD, la presencia de erupción cutánea sugiere la sarcoidosis, el LES o la enfermedad de Still del adulto.

Los pulsos desiguales son un signo de la enfermedad de Takayasu y el agrandamiento de las glándulas lagrimales hacen sospechar la artritis reumatoidea de comienzo tardío, la sarcoidosis o el LES. El examen externo de los ojos y del fondo de ojo brindan muchos datos diagnósticas para las FOD reumáticas/inflamatorias, como los cuerpos citoides (LES, arteritis de células gigantes/arteritis temporal, periarteritis nodosa, enfermedad de Still del adulto), las manchas de Roth (LES, periarteritis nodosa) o, la oclusión de la arteria retiniana (arteritis de Takayasu, arteritis de células gigantes/arteritis temporal, LES).

En la FOD, las úlceras orales sugieren la enfermedad de Beçhet o el LES y las linfadenopatías, el LES, la artritis reumatoidea de inicio tardío o la sarcoidosis. En la FOD con LES, un soplo con hemocultivos negativos orienta hacia una posible endocarditis de Libman-Sacks. La hepatomegalia sin esplenomegalia argumenta contra la FOD reumática/inflamatoria. La epididimitsi/nódulo del epidídimo (epididimitis crónica) es una pista sutil de periarteritis nodosa, LES o sarcoidosis.

Miscelánea

Otras FOD son más propensas a ser diagnosticadas por los antecedentes más que por los hallazgos físicos. La bradicardia relativa es un indicio de fiebre medicamentosa o fiebre facticia. La lipemia puede ser el único signo de la hipertrigliceridemia. La linfadenopatía puede deberse al seudolinfoma o al síndrome de hiper gD. La cirrosis suele ser ignorada como causa de FOD mientras que la esplenomegalia es importante para sospechar la enteritis regional, la cirrosis o el síndrome de hiper-IgD.

Pruebas de laboratorio inespecíficas

En cada categoría de FOD, las pruebas inespecíficas suelen proporcionar pistas diagnósticas útiles. La velocidad de eritrosedimentación, la ferritina sérica, la fosfatasa alcalina y el factor reumatoideo elevados son particularmente útiles en la FOD. Cuando las pruebas inespecíficas de laboratorio anormales se consideran en conjunto, la especificidad diagnóstica aumenta.

El grado de anormalidad de la prueba disminuye el número de posibles diagnósticos, por ejemplo, una velocidad de eritrosedimentación elevada es muy sensible/inespecífica pero cuando es muy elevada (>100 mm/hora) las posibilidades diagnósticas se reducen a muy pocas entidades. Del mismo modo, 6% de linfocitos atípicos (fiebre medicamentosa, toxoplasmosis) es diferente a tener 36% de linfocitos atípicos (virus de Epstein-Barr, citomegalovirus). Los hallazgos inespecíficos pueden ser un signo de exclusión, por ejemplo, la eosinofilia descarta firmemente la fiebre tifoidea/entérica.

A menudo, el hemograma completo pasa fácilmente por alto las pistas: la leucopenia, monocitosis, linfocitosis con linfopenia relativa, eosinofilia, basofilia, linfocitos atípicos/anormales, l trombocitosis, trombocitopenia, En la FOD, una elevación de la fosfatasa alcalina aislada sugiere un linfoma.

La electroforesis de las proteínas séricas también puede proporcionar pistas diagnósticas, por ejemplo, la elevaciones de las globulinas α1 α 2 (linfoma, LES); la gammapatía monoclonal (mieloma múltiple, síndrome de hiper-IgD, enfermedad de Castleman multicéntrica); la gammapatía policlonal (VIH, citomegalovirus, cirrosis, sarcoidosis, malaria).

La hematuria microscópica puede ser el único signo de endocarditis bacteriana subaguda, tuberculosis renal, brucelosis, periarteritis nodosa, linfoma o carcinoma de células renales.

Un error común es solicitar precozmente numerosas pruebas específicas dirigidas que no son calve, sin tener en cuenta el valor de las características clínicas típicas y las pruebas inespecíficas clave características para estrechar el diagnóstico diferencial. En la FOD, las pruebas de diagnóstico específicas deben pedirse más tardíamente y los estudios diagnósticos deben estar basados en las posibilidades diagnósticas más probables.

Un problema clínico común es diferenciar la FOD infecciosa de la FOD maligna/neoplásica. Mientras se están haciendo los estudios diagnósticos, se puede hacer la prueba del Naproxeno, para diferenciar la FOD infecciosa de la FOD de origen maligno. Si durante los 3 días de la prueba con Naproxeno las temperaturas disminuyen marcadamente, es posible que se trate de una FOD de origen maligno/neoplásico (prueba del Naprosyn positiva). Pero, si la fiebre se mantiene elevada o solo disminuye ligeramente, la etiología probable es la infecciosa (prueba del Naproxeno negativa).

Estudios por imágenes

Los estudios por imagen deben ser dirigidos y seleccionados según la probable categoría de la FOD y el probable patrón de compromiso orgánico. Si hay hepato o esplenomegalia, es útil la tomografía computarizada abdominal, para detectar otras anormalidades, como las adenopatías retroperitoneales o los abscesos o tumores intraabdominales o pélvicos.

Las exploraciones con galio o indio son útiles, pero estas últimas son relativamente insensibles (negativos falsos) para las infecciones óseas (osteomielitis crónica, tumores malignos). La ecocardiografía cardíaca es importante en la endocarditis con cultivos negativos y el mixoma auricular. La tomografía computarizada por emisión de positrones es más útil para detectar la FOD neoplásica/infecciosa, como los linfomas, la enfermedad de Erdheim-Chester, la endocarditis por fiebre Q o la infección del injerto aórtico.

Pruebas invasivas

La biopsia de los ganglios linfáticos es el test invasivo más frecuente. Si es posible, se debe evitar la biopsia de los ganglios cervicales anteriores, axilares o inguinales, porque generalmente son inútiles y no ayudan al diagnóstico, ya que a menudo se informan como "cambios inflamatorios no específicos, no se puede descartar la infección o la enfermedad maligna." Lo más probable es que el diagnóstico lo brinden las biopsias cervicales posteriores, o supra e infraclaviculares, como así las de los ganglios epitrocleares. Las biopsias de los ganglios hiliares, mediastínicos o retroperitoneales tienen un elevado rendimiento diagnóstico.

Si la afectación es ósea, la biopsia de la médula ósea puede ser diagnóstica, como en los trastornos mieloproliferativos, preleucémicos (en la leucemia mielógena aguda), la enfermedad de Gaucher, el linfoma, la enfermedad de Erdheim-Chester, la tuberculosis miliar, la histoplasmosis diseminada, la enfermedad multicéntrica de Castleman, la enfermedad de Whipple o la fiebre tifoidea/entérica.

Cuando en la endocarditis bacteriana subaguda o la fiebre tifoidea/entérica los hemocultivos son negativos, la biopsia o el cultivo de la médula ósea pueden ser positivos.

La biopsia del nódulo del epidídimo puede aclarar el diagnóstico de brucelosis, tuberculosis, leptospirosis, fiebre por mordedura de rata, fiebre recurrente, linfoma, lupus eritematoso sistémico, periarteritis nodosa, sarcoidosis o fiebre mediterránea familiar.

La biopsia ileal está indicada ante la sospecha de tuberculosis ileocecal o enteritis regional. Gracias a las biopsias percutáneas guiadas por imagen, actualmente la es raro recurrir a la laparotomía exploradora para arribar al diagnóstico de FOD.

Subgrupos de fiebre de origen desconocido

Aparte de la FOD clásica, hay fiebres de importantes subconjuntos como el VIH, los trasplantes de órgano y los viajeros de regreso, los que presentan un problema diagnóstico especialmente difícil.

Fiebre de origen desconocido en infectados por el VIH


Virus de la Inmunodeficiencia humana. El virus puede presentarse como una FOD con síndrome símil mononucleosis, erupción cutánea y linfadenopatía. Los pacientes con el VIH suelen presentar FOD como primera manifestación clínica de una infección oportunista o una malignidad.

En el mundo occidental, el tratamiento antirretroviral de gran actividad ha reducido la FOD asociada al VIH, pero no ha alterado el espectro etiológico. La frecuencia relativa de las causas de FOD en infectados por el VIH está influenciada por la terapia antirretroviral de gran actividad, el recuento de CD4, el área geográfica y la prevalencia de la infección endémica, lo que puede proporcionar pistas para el diagnóstico. La mayoría de los casos de FOD en una infección por el VIH se debe a la infección, y las causas no infecciosas más comunes son los tumores malignos y la fiebre medicamentosa.

A nivel mundial, la enfermedad muy bien definida es la tuberculosis, considerada el síndrome de inmunodeficiencia del adulto más común. Las enfermedades más comunes en infectados por el VIH con FOD son extrapulmonares o enfermedades diseminadas, cada vez más frecuentes a medida que el VIH progresa.

Con anterioridad, en el mundo occidental, la causa principal de FOD en los pacientes con VIH era Mycobacterium avium-intracellulare era diseminado. Otras micobacterias causantes de FOD en esos pacientes son M. kansasii y M. genavense. En este contexto, un hemocultivo positivo único o la recuperación de micobacterias de un sitio estéril del cuerpo se considera evidencia de infección por Mycobacterium avium intracellulare diseminada.

Mientras que la criptococcosis puede presentarse como FOD en un infectado por el VIH, es frecuente la meningoencefalitis concomitante y justifica analizar el líquido cefalorraquídeo. Pneumocystis jirovecii es responsable del 5-13% de las FOD en la infección por el VIH, dependiendo de la prevalencia y las variantes regionales. La neumonía por Pneumocystis jirovecii suele presentarse como FOD antes de la aparición de los síntomas respiratorios, con recuentos de CD4 muy bajos.

El citomegalovirus representa el 5% de las FOD en el contexto del VIH. Es el virus de inmunodeficiencia humana más comúnmente asociado a infecciones oportunistas y en general, se manifiesta cuando el citomegalovirus latente se reactiva con recuentos de CD4 <100/mm3. El ácido desoxinucleico del citomegalovirus en el suero está presente en el 55% de los pacientes con un recuento de CD4 <100/mm3. Tanto el ácido desoxinucleico del citomegalovirus como la viremia son predictores importantes de muerte. La corioretinitis por citomegalovirus sigue siendo la manifestación inicial más frecuente en el 30% de los pacientes con síndrome de inmunodeficiencia del adulto.

En EE.UU, Histoplasma capsulatum var. capsulatum diseminado representa el 7% de los casos de FOD del VIH pero hubo casos importados de Europa. En la FOD del VIH se debe sospechar la histoplasmosis en zonas endémicas y cuando hay antecedentes de viajes a zonas endémicas.

Otras micosis endémicas, como la coccidioidomicosis y la infección por Penicillium marneffei, pueden presentarse como FOD en pacientes con infección avanzada por el VIH o en personas que han viajado o vivido en zonas áridas endémicas, especialmente el oeste de EE.UU, América Central y América del Sur, sudeste asiático, sur de China e India. Las lesiones cutáneas, generalmente pápulas con umbilicación necrótica central, aparecen en el 70% de las FOD en el VIH se deben a P. marneffei diseminado.

La leishmaniasis visceral representa <5% de las FOD en la infección por el VIH y ha sido reportada en 35 países. La toxoplasmosis del sistema nervioso central o pulmonar, las infecciones por Aspergillus sp. o Bartonella sp. pueden presentarse como FOD en inmunodeficientes.

Los tumores malignos representan aproximadamente el 8% de las FOD del VIH. Los linfomas, sobre todo los linfomas no Hodgkin, ocurren en el 4 al 7% de esos pacientes. Hay un mayor riesgo de enfermedad de Hodgkin, incluso en los pacientes con VIH tratados con antirretrovirales de gran actividad. La FOD debido a un linfoma cerebral primario o al sarcoma de Kaposi (no asociado a la enfermedad de Castleman) es menos común.

Otros tipos de cáncer, como el carcinoma broncogénico y el hepatoma son cada vez más comunes en presencia del VIH y pueden presentarse como FOD, incluso en aquellos que recibieron antirretrovirales de gran actividad. En contraste con las FOD clásicas, la FOD de las enfermedades reumáticas/inflamatorias son raras.

En las FOD del VIH es común la fiebre medicamentosa (3-20%). Se estima que las erupciones cutáneas relacionadas con los medicamentos son 100 veces más comunes en el VIH que en la población general. La fiebre medicamentosa aislada es responsable de 1,7%, de las reacciones adversas de los fármacos, y la erupción maculopapulosa/pruriginosa, del 17%. El uso concomitante de varios fármacos , incluyendo la terapia antirretroviral de gran actividad, aumenta el riesgo de reacciones adversas Los medicamentos más comúnmente involucrados son los antimicrobianos (trimetoprima-sulfametoxazol, isoniazida, rifampicina, pirazinamida, antibióticos ß-lactámicos, sulfamidas y dapsona), pero los antirretrovirales de gran actividad se han vuelto cada vez más influyentes.

Al comienzo de la terapia antirretroviral de gran actividad puede producirse un síndrome inflamatorio de reconstitución inmune. Este síndrome ocurre en el 8-45% de las infecciones por VIH con tuberculosis, 35% con infección por Mycobacterium avium-intracellulare diseminada, 8-31% con Cryptococcus neoformans y 18 a 62% con citomegalovirus.

El síndrome inflamatorio de reconstitución inmune ocurre antes de los 60 días de iniciada la terapia antirretroviral de gran actividad y se asocia a menudo con signos más específicos relacionados la infección como los síntomas respiratorios o las adenopatías inflamatorias tuberculosas o, aumento de la presión intracraneana en la criptoccocosis, que son clave para el diagnóstico del síndrome inflamatorio de reconstitución inmune en las FOD del VIH. Aun en la era de la terapia antirretrovirales de gran actividad, el 14,06% de las causas de FOD en la infección por el VHI sigue siendo desconocido.

Fiebre de origen desconocido en los trasplantes de órganos sólidos

El enfoque diagnóstico para las FOD en los trasplantes de órganos sólidos se basa en 4 factores principales: grado; duración del tiempo de  inmunosupresión de la FOD postrasplante, exposición epidemiológica anterior o reciente (infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria o adquiridas en la comunidad) y, manifestaciones clínicas.

El estado de la inmunosupresión no se basa en un único biomarcador específico, por ejemplo, el recuento de CD4 como en el VIH, sino que está relacionado con el efecto inmunosupresor aditivo de la enfermedad subyacente que motivó el trasplante, la magnitud y el tipo de terapia inmunosupresora, la insuficiencia renal, la diabetes, la neutropenia asociada y la coinfección con virus inmunosupresores (citomegalovirus, virus de Epstein-Barr, VIH). Para abordar el diagnóstico diferencial de la FOD postrasplante de órgano sólido se reconocen 3 períodos postrasplante diferentes: desde 1-6 meses y >6 meses.

El enfoque diagnóstico también se debe apoyar en los síntomas clínicos. La meningitis subaguda y crónica sugiere tuberculosis, criptococosis o micosis endémica mientras que las lesiones cerebrales focales sugieren nocardiosis, toxoplasmosis, aspergilosis o linfoma. La meningoencefalitis sugiere una causa viral (virus de la varicela-zoster, virus del Nilo Occidental). Las lesiones cutáneas (pápulas umbilicadas) pueden ser manifestaciones de infecciones fúngicas diseminadas (Fusarium sp.). Las causas no infecciosas de FOD postrasplante de órganos sólidos son la fiebre medicamentosa/sarpullido. Los trastornos linfoproliferativos postrasplante y el rechazo del trasplante también pueden presentarse como FOD.

Fiebre de origen desconocido en viajeros de regreso

Las FOD específicas en los viajeros que regresan están determinadas por las áreas geográficas visitadas y la  duración de la estancia en esos lugares, la exposición a determinado tipo de comidas (carne o pescado crudo, mariscos, productos lácteos sin pasteurizar), exposición a la picadura de insectos (mosquitos, garrapata) y el intervalo de tiempo después del retorno del viajero. La ingestión de leche no pasteurizada hace referencia a la brucelosis.

Cuando un paciente con FOD presenta cefalea, sufusión conjuntival y hepato/esplenomegalia se debe considerar la fiebre recurrente transmitida por garrapatas o piojos. En los viajeros que regresan procedentes de zonas palúdicas se debe sospechar la malaria, pero también hay que considerar otras causas como la hepatitis viral, la fiebre tifoidea/entérica, la leptospirosis, las micosis endémicas y la rickettsiosis (Rickettsia Africae o R. typhi, R. conori, Orientia tsutsugamushi, dependiendo del área geográfica), absceso amebiano hepático, esquistosomiasis, tripanosomiasis africana, infecciones endémicas por arbovirus (dengue, fiebre chikungunya, fiebre amarilla, encefalitis del Nilo occidental, encefalitis japonesa) y la infección aguda por el VIH.

Causas de fiebre de origen desconocido que suelen permanecer sin diagnóstico

En cada categoría de FOD hay algunos diagnósticos que hay que tener particularmente en cuenta, ya sea porque son fácilmente ignorados o porque son potencialmente peligrosos. Las 4 categorías de FOD neoplásica/maligna que deben ser cuidadosamente consideradas son el linfoma, el hipernefroma, la preleucemia y el mixoma auricular. Las infecciones que merecen una evaluación diagnóstica cuidadosa son las causadas por el citomegalovirus, la tuberculosis miliar, la fiebre tifoidea/entérica y la endocarditis con cultivo negativo.

En la categoría reumática/inflamatoria, el LES, la arteritis de células gigantes/arteritis temporal, la enfermedad de Still del adulto y la periarteritis nodosa pueden ser particularmente difíciles de diagnosticar. Entre las FOD miscelánea, es importante no perder el diagnóstico de las siguientes entidades: fiebre medicamentosa, fiebre facciosa, neutropenia cíclica y tiroiditis subaguda.

Fiebres de origen desconocido recurrentes y no diagnosticadas

Los trastornos de la FOD son relativamente pocos y pueden llegar a ser recurrentes. Las FOD recurrentes disminuyen las posibilidades diagnósticas y brindan más oportunidades para un diagnóstico definitivo. Las FOD recurrentes se pueden definir como la presentación de ≥2 episodios de fiebre prolongada separados por ≥2 semanas. Otras categorías pueden durar más tiempo que las FOD recurrentes.

El enfoque diagnóstico de las FOD recurrentes se basa en observaciones y pruebas seriadas durante y entre los episodios febriles, ya que si aparecen nuevos hallazgos, la orientación diagnóstica puede cambiar. Si una FOD recurrente permanece sin diagnosticar durante ≥1 año es imposible arribar a un diagnóstico definitivo. Algunas FOD permanecen sin diagnosticar, incluso después de estudios diagnósticos específicos. Cuanto más tiempo la FOD permanece sin diagnosticar, menos probable es arribar al diagnóstico definitivo.

Tratamiento de la fiebre de origen desconocido

Las FOD son más bien un problema diagnóstico que terapéutico. Hasta alcanzar el diagnóstico definitivo, el tratamiento son antipiréticos y antimicrobianos puede enmascarar el cuadro y retrasar u oscurecer las manifestaciones clínicas, y por lo tanto deben evitarse. El tratamiento empírico es prudente en unas pocas FOD de difícil diagnóstico y que ponen en peligro la vida, como  la tuberculosis del sistema nervioso central o la tuberculosis miliar, o la arteritis de células gigantes o arteritis temporal.

jueves, 14 de noviembre de 2024

 

Casos Clínicos: Paciente masculino de 80 años con miasis interdigital de pie.

 

El Dr, Jorge Sepúlveda, de Cajamarca Perú envía esta imagen con el siguiente texto:

Dr, recibí un paciente de 80 años con miasis, quería escuchar diferentes alternativas de tratamiento, en los centros de salud no abunda material de curaciones y no sobra medicamento, el px no tiene antecedentes de DM2 o HTAS, pero tiene antecedente de alcoholismo

Muchas gracias y saludos. Excelente pagina de facebook se manejan

 


 

Opinión: Creo que además de miasis como mínimo existe infección agregada, probablemente además arteriopatía periférica con isquemia crítica que por otro lado es un factor predisponente a miasis debido a lesiones ulceradas y a que los pacientes suelen dormirse con los pies "colgando" de sus camas en una actitud característica de isquemia crítica. Es ahí donde se puede adquirir esta entidad tan repulsiva.

En cuanto al tratamiento de la miasis la ivermectina a razón de 0.2 miligramos por kilogramo de peso, administrada en una sola dosis; resulta útil en el tratamiento de la miasis humana. Generar hipoxia local tapando la puerta de entrada con vaselina hace que las larvas salgan a la superficie para respirar, pudiéndoselas entonces extraer con una pinza.

 

Bajando hasta la cueva del conejo...

En este ejercicio clínico se presenta un caso que es discutido por un médico internista al que se le van proporcionando datos de la historia clínica en forma secuencial, y este analiza el cuadro a la luz de los nuevos elementos, de una manera análoga al proceso diagnóstico en la práctica real de la medicina

 

 

 Historia

Una niña de 8 años previamente sana fue trasladada de Nantucket (frente a la costa de Massachusetts) a un hospital de Boston en el verano con un historial de 12 días de fiebre y dolor de garganta. El primer día de la enfermedad, fue atendida en un departamento de urgencias de Nantucket por fiebre, faringitis y linfadenopatía cervical. Se le realizó una prueba rápida de estreptococos que fue negativa, pero fue dada de alta con un tratamiento con amoxicilina por una presunta faringitis bacteriana. Continuó teniendo fiebre y desarrolló vómitos intermitentes. El cuarto día, se presentó en el departamento de urgencias, donde se observó que tenía linfadenopatía cervical persistente y faringitis. El cultivo del frotis de garganta obtenido durante la visita anterior al departamento de urgencias fue negativo, al igual que una prueba de monospot y una prueba de anticuerpos de Lyme. Su antibiótico se cambió a doxiciclina para el tratamiento empírico de las enfermedades transmitidas por garrapatas y fue dada de alta. El día 6, fue atendida nuevamente en el servicio de urgencias por síntomas similares y admitida con preocupación por un posible absceso periamigdalino, aunque la documentación indicó que su examen era más compatible con una faringitis viral. Recibió dexametasona y fue dada de alta el día 7. Permaneció afebril durante 4 días después del alta.

 

Ponente

El diagnóstico diferencial de la faringitis en niños es amplio e incluye causas infecciosas y no infecciosas. La fiebre es sugestiva de infección; los síntomas de conjuntivitis, rinitis, tos y laringitis pueden ser útiles para sugerir causas virales en lugar de bacterianas y evitar antibióticos innecesarios. Las pruebas rápidas para el antígeno estreptocócico tienen una alta especificidad, pero pueden ser falsamente negativas. En este caso, la falta de respuesta a la amoxicilina hace que la faringitis estreptocócica sea menos probable. Una prueba de monospot negativa no descarta la infección por el virus de Epstein-Barr (VEB); su sensibilidad está en el rango del 70 al 90% entre los niños mayores de 4 años de edad, pero depende del momento después de la infección. Otras causas infecciosas de adenopatía cervical en un niño de 8 años incluyen citomegalovirus (CMV), linfadenitis bacteriana (p. ej., debido a Staphylococcus aureus ) o toxoplasma (aunque la fiebre suele estar ausente). La adenitis micobacteriana no tuberculosa es poco frecuente en niños mayores de 5 años, no suele asociarse a faringitis y es de naturaleza más bien subaguda. Las causas autoinmunes o autoinflamatorias de dolor de garganta (con o sin ulceración) en niños en edad escolar incluyen el lupus eritematoso sistémico y el síndrome PFAPA (fiebre periódica, estomatitis aftosa, faringitis y adenitis cervical). Por último, no deben pasarse por alto las causas oncológicas de adenopatía cervical (p. ej., linfoma de Hodgkin).

 

Evolución

El día 11 de la enfermedad, la fiebre y los síntomas reaparecieron, incluyendo nuevos dolores de cabeza. La paciente regresó al mismo servicio de urgencias. En su examen se observó amigdalitis bilateral con exudados suprayacentes y ganglios linfáticos cervicales grandes y dolorosos. Su recuento de glóbulos blancos fue de 25.000 células por microlitro con predominio de neutrófilos. Se envió un hemocultivo. La tomografía computarizada (TC) del cuello mostró un edema periamigdalino extenso, edema de tejidos blandos bilateral con posibles abscesos y un ganglio linfático de 2,4 cm en el lado izquierdo. Cabe destacar que no estaba completamente vacunada. Había recibido una vacuna contra el tétanos, la difteria y la tos ferina acelular (Tdap), tres vacunas contra la poliomielitis, dos vacunas contra el sarampión, las paperas, la rubéola y la varicela (MMR-V), dos vacunas contra la hepatitis B y dos vacunas contra la enfermedad por coronavirus 2019, pero no una tercera dosis de la vacuna contra la hepatitis B, ninguna dosis adicional de la vacuna contra el tétanos, la difteria o la Tdap, ni ninguna dosis de la vacuna contra el rotavirus, Haemophilus influenzae tipo B, la vacuna conjugada neumocócica, la hepatitis A o la vacuna contra la gripe. Recibió una dosis de ampicilina-sulbactam en el servicio de urgencias, que se cambió a clindamicina al ingreso. Después de hablar con los especialistas locales en otorrinolaringología pediátrica, fue trasladada a nuestro hospital para considerar una intervención quirúrgica por un posible absceso periamigdalino.

 

Ponente

El estreptococo del grupo A es la causa bacteriana más frecuente de faringitis en niños y se diagnostica mediante una prueba rápida de antígenos o un cultivo. La presencia de una erupción asociada similar al papel de lija sugiere escarlatina. En este paciente, la persistencia de los síntomas a pesar del tratamiento adecuado para la faringitis estreptocócica requiere considerar otras causas infecciosas. Las causas bacterianas menos frecuentes incluyen Yersinia pestis , Francisella tularensis , Arcanobacterium haemolyticum y Fusobacterium necrophorum . Aunque no es relevante para este paciente, también se debe considerar la faringitis gonocócica o sifilítica en adolescentes sexualmente activos. Los abscesos periamigdalinos y retrofaríngeos son complicaciones importantes de la faringitis que no se deben pasar por alto. Para este paciente que no está completamente vacunado, la difteria también merece consideración. Los factores que pueden hacer sospechar la presencia de difteria incluyen viajes recientes a zonas donde la enfermedad es endémica (incluidos Haití, República Dominicana, Asia y el Pacífico Sur, Europa del Este y Oriente Medio); aparición insidiosa de la enfermedad con fiebre baja; una pseudomembrana faríngea firmemente adherida y de aspecto correoso; y apariencia tóxica con un “cuello de toro”. Esta paciente no tenía ninguna exposición identificada, y sus exudados amigdalinos y su apariencia general no eran característicos de la difteria.

 

Evolución

Al ingresar al hospital, la paciente refirió disminución de la ingesta oral, dolor de cuello, dolor de cabeza y dolor de garganta. Tenía fiebre de 41,0 °C y escalofríos. Su voz sonaba apagada. No había estridor ni babeo. Tenía hemorragias subconjuntivales bilaterales sin conjuntivitis, labios secos con eritema, eritema de la orofaringe posterior con exudado amigdalar y linfadenopatía cervical bilateral marcada sin eritema suprayacente ni dolor a la palpación. No había soplo cardíaco y el llenado capilar era normal. Las respiraciones eran tranquilas con ruidos respiratorios claros en ambos pulmones. Su abdomen estaba blando y no doloroso, sin hepatoesplenomegalia. No tenía edema en los brazos ni las piernas ni erupción cutánea.

Se inició tratamiento intravenoso con ampicilina-sulbactam y se obtuvo un nuevo hemocultivo. Se consultó al servicio de otorrinolaringología y se revisó la TC de cuello del hospital externo. El equipo del servicio consideró que no había una colección no drenable y que su enfermedad era más compatible con una faringitis bacteriana no complicada o una mononucleosis infecciosa.

El recuento de glóbulos blancos fue de 15.000 células por microlitro con 9.660 neutrófilos por microlitro y sin linfocitos atípicos, el nivel de hemoglobina de 10,5 g por decilitro con un volumen corpuscular medio de 77 fl y el recuento de plaquetas de 391.000 células por microlitro. Los resultados de las pruebas químicas de rutina estaban dentro de los límites normales. El nivel de proteína C reactiva (PCR) fue de 8,6 mg por decilitro (valor normal, ≤0,5) y el nivel de procalcitonina fue de 1,1 ng por mililitro (valor normal, ≤0,09). Un panel de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) para virus respiratorios (incluido el coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo severo) y pruebas serológicas de EBV y CMV fueron negativos. Se envió un frotis de parásitos en sangre, una prueba serológica repetida de EBV, un ensayo de PCR de adenovirus en sangre y un ensayo de PCR de Anaplasma phagocytophilum en sangre. Se consultó al servicio de enfermedades infecciosas.

 

Ponente

La leucocitosis leve, la anemia leve con bajo volumen corpuscular medio y los niveles elevados de marcadores inflamatorios sugieren un estado infeccioso o inflamatorio. Dada la fiebre prolongada sin una fuente clara, es razonable ampliar el estudio. El diagnóstico diferencial de la fiebre prolongada que no responde al tratamiento antibiótico inicial incluye no solo enfermedades infecciosas menos típicas, sino también enfermedades reumatológicas y cáncer. Una historia clínica y un examen físico minuciosos deben orientar las decisiones sobre las pruebas de laboratorio y las imágenes.

 

Evolución

El día 14 de la enfermedad, el paciente presentó una nueva sensibilidad en los senos maxilares. Una tomografía computarizada mostró agrandamiento e hiperrealce de las amígdalas con una enfermedad leve relacionada de los senos paranasales y ganglios linfáticos cervicales superiores agrandados y con realce heterogéneo con áreas de hipoatenuación. Se consideró la posibilidad de realizar una biopsia del ganglio linfático cervical, pero se pospuso mientras se realizaban otras investigaciones.

El día 15 de la enfermedad, el recuento de glóbulos blancos aumentó a 25.000 células por microlitro y el nivel de PCR a 15 mg por decilitro, a pesar de la ampicilina-sulbactam intravenosa. Debido a la preocupación por la posibilidad de una enfermedad de Kawasaki incompleta, se realizó un ecocardiograma que reveló una función normal y ninguna evidencia de dilatación de las arterias coronarias. Una ecografía abdominal que se realizó para evaluar la hidropesía de la vesícula biliar (que se puede ver en la enfermedad de Kawasaki) no mostró ese hallazgo, pero sí mostró esplenomegalia.

 

Ponente

La enfermedad de Kawasaki es una vasculitis aguda autolimitada de causa desconocida que se presenta predominantemente en niños menores de 5 años. El diagnóstico es clínico y requiere al menos 5 días de fiebre asociada con al menos cuatro de estas características clínicas: inyección conjuntival bilateral que preserva el limbo, cambios en la mucosa, linfadenopatía cervical (nódulo único >1,5 cm), exantema polimorfo y eritema e induración de las manos y los pies seguidos de descamación. La enfermedad de Kawasaki incompleta se refiere a manifestaciones que no cumplen completamente estos criterios diagnósticos. Los pacientes con enfermedad de Kawasaki pueden tener una orofaringe difusamente eritematosa, pero no suelen observarse exudados amigdalinos. La leucocitosis y los niveles elevados de marcadores inflamatorios, que esta paciente tiene, son típicos. Debido a que los aneurismas de la arteria coronaria son una complicación de la enfermedad de Kawasaki, es importante diagnosticar y tratar la enfermedad de manera temprana para prevenir secuelas cardíacas. El ecocardiograma de este paciente fue normal.

 

Evolución

El servicio de consulta de enfermedades infecciosas obtuvo un historial detallado de exposición. La paciente había tenido múltiples contactos recientes que habían recibido un diagnóstico de mononucleosis infecciosa. En casa, tenía un lagarto y un perro como mascotas, pero no pájaros ni gatos. La paciente no había viajado fuera de Nueva Inglaterra en los últimos 6 meses.

Sus padres notaron que había varios conejos muertos cerca de su casa, que la paciente pasaba mucho tiempo al aire libre y que había tenido múltiples picaduras de garrapatas ese verano. Además, la familia informó que el agua que bebían provenía de un pozo y que a principios del verano habían viajado a una reserva natural en Nantucket donde la paciente bebió de manantiales naturales. Debido a estas exposiciones y a que seguía teniendo fiebre a pesar de varios días de tratamiento con ampicilina-sulbactam, se le administró gentamicina intravenosa en una dosis de 2,5 mg por kilogramo de peso corporal cada 12 horas para el tratamiento empírico de presunta tularemia mientras se realizaban las pruebas de confirmación.

 

Ponente

Un historial de picaduras de garrapatas podría sugerir anaplasma o fiebre manchada de las Montañas Rocosas, pero no se esperaría una faringitis prominente en esas infecciones. La paciente no tiene manifestaciones específicas de la enfermedad de Lyme (p. ej., eritema migratorio, parálisis de los nervios craneales o signos de meningitis). La babesia también se transmite por picadura de garrapata y podría causar fiebre y esplenomegalia, pero tuvo un frotis de parásitos en sangre negativo. Las pruebas para otras infecciones comunes en las que podría observarse esplenomegalia (p. ej., EBV y CMV) fueron negativas. La linfadenitis necrotizante puede ocurrir en la tuberculosis y la enfermedad por arañazo de gato, pero su historial de exposición no sugirió estas infecciones. El historial de picaduras de garrapatas, la proximidad a conejos y la ingestión de agua de pozo y de manantial son pistas importantes para un posible diagnóstico de tularemia.

 

Evolución

El día 16 de la enfermedad, un radiólogo revisó las imágenes transversales anteriores y observó que los ganglios cervicales mostraban características de linfadenitis necrotizante, posiblemente compatible con tularemia. Después de 48 horas de tratamiento con gentamicina, la paciente estaba afebril, tenía una mejor ingesta oral y había reducido la linfadenopatía en el examen físico. Las pruebas de laboratorio mostraron una disminución en su recuento de glóbulos blancos y los niveles de marcadores inflamatorios. Continuó recibiendo gentamicina para una presunta tularemia orofaríngea. El día 22 de la enfermedad (después de 8 días de gentamicina), perdió el acceso intravenoso. A través de la toma de decisiones compartida con la familia y los médicos tratantes, se le cambió a ciprofloxacino oral (250 mg dos veces al día) y se le dio el alta para que completara un ciclo total de tratamiento con antibióticos de 10 días.

 

Ponente

Tradicionalmente, se han utilizado aminoglucósidos y tetraciclinas para tratar la tularemia; los betalactámicos son ineficaces. La gentamicina es el fármaco preferido para el tratamiento de la tularemia grave. En los casos más leves, o una vez que un paciente con enfermedad grave ha tenido una buena respuesta clínica, se pueden administrar fluoroquinolonas o doxiciclina por vía oral para completar la terapia.

 

Evolución

Tres días después del alta, se informó que una prueba de anticuerpos contra F. tularensis dio positivo con un título de 1:1280 (rango de referencia, <1:20). Se notificó a la familia y se informó que la paciente había completado el tratamiento con antibióticos y se sentía bien, con una disminución de la hinchazón del cuello (se presume que se está resolviendo la linfadenopatía) y sin síntomas residuales.

 

 

Comentario

Esta paciente acudió a nuestro hospital con 11 días de enfermedad que incluía fiebre, faringitis y linfadenopatía cervical. Inicialmente, se pensó que tenía una infección viral o bacteriana común, pero no respondió a la terapia antibiótica de rutina. Después de una historia clínica detallada que reveló exposición a conejos y garrapatas e ingestión de agua de pozo y de manantial, se presumió el diagnóstico correcto de tularemia orofaríngea, lo que llevó a una terapia dirigida que resultó en la resolución de los síntomas.

La tularemia, también conocida como fiebre del conejo, enfermedad del cazador y fiebre del ciervo, entre otras, es una infección zoonótica poco común que es endémica en varios continentes, incluidos América del Norte, Europa y Asia. 1 La tularemia es causada por varias subespecies de F. tularensis , un cocobacilo gramnegativo, intracelular facultativo y aeróbico; F. tularensis subespecie tularensis es la subespecie más virulenta. En los Estados Unidos, la tularemia es más frecuente en los estados del centro-sur y del oeste y es relativamente poco común en Massachusetts. Sin embargo, los casos notificados en Massachusetts suelen ocurrir en Cape Cod, Martha's Vineyard o Nantucket, generalmente durante el verano y principios del otoño. 2 A medida que el cambio climático afecta a los animales hospedadores y a los insectos vectores, se espera que aumenten la distribución geográfica y la incidencia de las enfermedades transmitidas por garrapatas (incluida la tularemia) y otras enfermedades zoonóticas. 3-5

La tularemia se manifiesta en seis síndromes clínicos: ulceroglandular, glandular, oculoglandular, orofaríngeo, neumónico y tifoideo. La enfermedad ulceroglandular es la más común, mientras que el síndrome tifoideo tiene la mortalidad más alta. 6 El síndrome en la presentación se corresponde con el modo de adquisición del organismo causal ( Figura 1 ). La tularemia orofaríngea es poco común en los Estados Unidos. Ocurre después de la transmisión del organismo por ingestión de alimentos contaminados (p. ej., carne de conejo poco cocida) o agua (p. ej., liberada en manantiales o agua de pozo de animales infectados). 7 Debido a que ninguno de los miembros de la familia del paciente era sintomático, parece más probable que la fuente de agua contaminada fuera el manantial natural del que bebía la paciente, en lugar del agua del pozo de la casa. Las medidas de prevención de salud pública en el contexto de los casos diagnosticados de tularemia orofaríngea pueden incluir pruebas y tratamiento de fuentes de agua municipales o privadas. La tularemia orofaríngea es difícil de diagnosticar porque tiene manifestaciones inespecíficas caracterizadas por dolor de garganta, linfadenopatía cervical y amigdalitis; en algunos casos, hay una membrana blanco grisácea que afecta la pared faríngea posterior y las estructuras circundantes, que puede imitar los hallazgos de otras enfermedades infecciosas (p. ej., faringitis por estreptococo del grupo A o A. haemolyticum ).

 


Figura 1. Tularemia: modos de adquisición y manifestaciones.

El síndrome de presentación se corresponde con el modo de adquisición del organismo. La tularemia ulceroglandular y glandular se produce principalmente a través de la picadura de artrópodos infectados (p. ej., garrapatas y tábanos) o el contacto con animales infectados (p. ej., conejos y roedores). Los pacientes con la forma ulceroglandular presentan una úlcera cutánea en el sitio de entrada, acompañada de agrandamiento de los ganglios linfáticos regionales; la enfermedad glandular es similar pero sin úlcera. La tularemia orofaríngea se produce después de la transmisión del organismo por ingestión de alimentos o agua contaminados (p. ej., liberados en manantiales o agua de pozo de animales infectados). La tularemia neumónica se produce después de la inhalación de bacterias aerosolizadas y se manifiesta con fiebre, tos y dificultad respiratoria. La tularemia tifoidea se adquiere por las mismas vías que otras formas y se caracteriza por síntomas sistémicos sin ningún síntoma localizado de las otras manifestaciones.

 

El diagnóstico definitivo de la tularemia se basa en pruebas microbiológicas. Un caso confirmado requiere el aislamiento del organismo en una muestra clínica o un cambio en el título de anticuerpos séricos por un factor de cuatro o más entre las muestras de suero agudas y convalecientes. Un caso se considera probable cuando un paciente tiene una presentación clínicamente compatible y un único título elevado de anticuerpos de más de 1:160 o detección por inmunofluorescencia o ensayo de PCR a partir de una muestra clínica. En el caso de este paciente, el título muy alto y la respuesta rápida a los antibióticos apropiados respaldan aún más el diagnóstico. La seroconversión generalmente ocurre solo después de 2 a 3 semanas, por lo que es posible que no haya un título elevado de anticuerpos si un paciente se somete a la prueba al principio del curso de la infección. 2,8 Los títulos alcanzan su punto máximo de 4 a 6 semanas después del inicio de los síntomas y disminuyen lentamente con el tiempo, pero pueden permanecer detectables durante años. 9 Los hemocultivos rara vez son positivos en la tularemia 10 ; se obtuvieron en esta paciente al principio de su investigación clínica para descartar bacteriemia por patógenos más típicos. Sin embargo, en pacientes con sospecha de tularemia, se debe notificar al laboratorio sobre esta sospecha cuando se envíe cualquier cultivo; el organismo es altamente virulento y el personal de laboratorio que manipula muestras debe tomar precauciones especiales para evitar adquirir la infección.

La gentamicina es el tratamiento de elección para la tularemia grave tanto en adultos como en niños, y la experiencia clínica con este agente respalda que es muy eficaz. 11,12 En los casos más leves, se pueden administrar fluoroquinolonas o doxiciclina por vía oral para completar la terapia. Se ha demostrado que la ciprofloxacina es eficaz para el tratamiento de niños con tularemia. 13 Se recomienda una duración de diez días de la terapia con gentamicina o ciprofloxacina si un paciente tiene una respuesta clínica adecuada. Dados los estudios que muestran una mayor probabilidad de fracaso terapéutico con doxiciclina que con fluoroquinolonas, 14 los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades recomiendan una duración de 14 a 21 días si se utiliza doxiciclina. 8 La probabilidad de fracaso clínico aumenta cuando el diagnóstico y el tratamiento se retrasan más de 16 días de enfermedad y, en tales casos, puede estar justificada una intervención quirúrgica (p. ej., desbridamiento o drenaje de un ganglio linfático necrótico o un absceso asociado).

Este caso resalta el valor de un historial de exposición detallado y la importancia de mantener un diagnóstico diferencial amplio en los casos en los que la terapia antibiótica inicial no produce la respuesta esperada.

 

Traducción de:

Going Down the Rabbit Hole

Authors: Kendall J. Burdick, M.D. https://orcid.org/0000-0002-0565-4308, William Ealick, M.D., M.P.H., Hector Vargas Acevedo, M.D., Theodore C. Sectish, M.D., and Thomas J. Sandora, M.D., M.P.H.Author Info & Affiliations

N Engl J Med 2024;391:454-459

miércoles, 13 de noviembre de 2024

 

Casos Clínicos: Mujer de 31 años con fiebre, rash cutáneo tos y títulos altos de anticuerpos IgG anti-sarampión

 





La Dra. Warveen Abdulkareem (Medical Resident | Internal Medicine), de Kurdistan Region, Iraq, envió estas imágenes con el siguiente texto:

A 31-year-old woman, with no prior medical history of note, presented to the medical ED with a generalized body skin rash that had persisted for several hours. She had been in good health until 6 days before admission when she started to have fever accompanied by chills, generalized body aches, malaise, and occasional dry cough. Three days later, she visited her primary care physician, who prescribed co-amoxiclav and paracetamol. One day later, she developed a generalized erythematous skin rash. Initially, she noticed the rash on her face and later discovered involvement in other regions upon waking up in the morning. The rash did not cause itching but was accompanied by a mild burning sensation on her back. The patient denied any chest pain or breathlessness. However, she did report having a poor appetite, epigastric pain and a few times vomiting. There were no other relevant symptoms upon further systemic inquiry.On examination: Widespread maculopapular rash, most evident on the trunk and upper arms and scattered on the the face and extremities. There was a palpable node at the right posterior cervical. No lesion on oral cavity and throat exam except for mild erythema of the oropharynx. The rest of the systemic examination was otherwise unremarkable. Vitally stable and afebrile since hospitalized.

 

Labs: CBC showed normal WBC with high MID, CRP raised (81mg/L), the rest of the labs normal including RFT, LFT and electrolytes. The tested serologies are in the attached photo, showing positive results for Rubella and Measles IgG (Worth noting, the patient’s mother denied any childhood vaccination). Measles IgM was not tested since it was not available in our labs. No pathologies on abdominal USG and CXR.

 

Your thoughts in the case? What is the most likely diagnosis?

 

Traducción:

Una mujer de 31 años, sin antecedentes médicos de interés, acudió al servicio de urgencias médicas con una erupción cutánea generalizada que había persistido durante varias horas. Había gozado de buena salud hasta 6 días antes del ingreso, cuando empezó a tener fiebre acompañada de escalofríos, dolores corporales generalizados, malestar y tos seca ocasional. Tres días después, visitó a su médico de atención primaria, que le recetó co-amoxiclav y paracetamol. Un día después, desarrolló una erupción cutánea eritematosa generalizada. Inicialmente, notó la erupción en la cara y más tarde descubrió la afectación en otras regiones al despertarse por la mañana. La erupción no provocó picor, pero estuvo acompañada de una leve sensación de ardor en la espalda. La paciente negó tener dolor en el pecho o disnea. Sin embargo, refirió tener poco apetito, dolor epigástrico y algunas veces vómitos. No hubo otros síntomas relevantes tras una investigación sistémica adicional.

 

En el examen: erupción maculopapular generalizada, más evidente en el tronco y la parte superior de los brazos y diseminada en la cara y las extremidades. Había un nódulo palpable en la cervical posterior derecha. No se observaron lesiones en la cavidad oral ni en el examen de la garganta, excepto un eritema leve en la orofaringe. El resto del examen sistémico no mostró nada destacable. Vitalmente estable y afebril desde su hospitalización.

 

Análisis de laboratorio: el hemograma completo mostró un recuento de glóbulos blancos normal con una concentración de lípidos elevada, la proteína C reactiva elevada (81 mg/L), el resto de los análisis de laboratorio normales, incluidas las pruebas de RFT, LFT y electrolitos. Las serologías analizadas se encuentran en la foto adjunta, mostrando resultados positivos para IgG de rubéola y sarampión (vale la pena señalar que la madre del paciente negó haber recibido alguna vacuna infantil). No se analizó la IgM de sarampión porque no estaba disponible en nuestros laboratorios. No se detectaron patologías en la ecografía abdominal ni en la radiografía de tórax.

 

¿Qué opinas del caso? ¿Cuál es el diagnóstico más probable?

 





Dra. Warveen Abdulkareem (Medical Resident | Internal Medicine).

Kurdistan Region, Iraq




Opinión: Creo que la duración de la fiebre por 6 días excede a lo que suele verse en los exantemas virales sobre todo a virus respiratorios. Por otro lado, en una paciente que no registra vacunaciones en la infancia, y que presenta un rash cutáneo morbiliforme, acompañado de síntomas respiratorios y con esos niveles de IgG para sarampión, son diagnósticos de sarampión. La serología IgM es más específica de sarampión pero también lo es estos títulos tan elevados. Sería importante saber la prevalencia de sarampión en ese país pero si los colegas han solicitado estudios es porque sospecharon esta enfermedad y seguramente han visto casos. Mononucleosis infecciosa puede dar un rash similar a este especialmente después de la administración de betalactámicos), creo que puede descartar se por la ausencia de adenopatías, esplenomegalia, ausencia de alteraciones en el hepatograma y sobre todo por tener un hemograma normal por lo que asumimos ausencia de linfocitos atipicos




 EL paciente esplenectomizado que es mordido por un perro y se vuelve febril e hipotenso probablemente sea séptico por la bacteria Capnocytophaga canimorsus, antes conocida como "fermentador disgónico 2"

 Los pacientes que presentan infecciones recurrentes por Neisseria meningitidis deben someterse a pruebas para detectar deficiencia terminal del complemento.

 La fiebre del medicamento debe disminuir 48 horas después de suspender el agente ofertante. Si la fiebre continúa después de este tiempo, continúe buscando una causa subyacente.